Por Manuel Arias
Después de que el pasado fin de semana se tornara muy violento, hasta niveles inéditos en este país europeo, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció este lunes que renuncia a un nuevo incremento en los impuestos sobre los carburantes a partir de enero.
Esta es una de las primeras reivindicaciones de los “chalecos amarillos”, que protagonizaron sendas protestas que han derivado en una crisis social sin precedentes.
Macron también anunció que subirá en 100 euros ($113) el salario mínimo, y que bajará impuestos a los pensionados y a los trabajadores. Esto fue parte de un discurso en el que trató de responder a las demandas de los manifestantes.
El mandatario reconoció que sus palabras “han herido a algunos” en el pasado, y consideró justificado el descontento, sin embargo anunció que decreta un “estado de emergencia económico y social” para hacerle frente a la situación.
Sin duda, el presidente francés se ha visto forzado a actuar luego de cuatro semanas de protestas que comenzaron en algunas provincias y se extendieron a la capital, alarmando a turistas e inversionistas extranjeros, pues el país se ha visto sacudido tanto por los disturbios como por la excesiva violencia que estos han provocado.
Mientras el gobierno anunciaba estas medidas, las protestas del fin de semana reunieron a unos 125,000 “chalecos amarillos” en toda Francia. De ellos, 10,000 en París. Según confirmó el ministro del Interior, Christophe Castaner, las fuerzas del orden arrestaron a unos 1,385.
El gobierno de Francia había programado a partir del 1 de enero, un incremento de las tasas sobre el combustible de 6.5 céntimos de euro por litro para el gasóleo y de 2.9 céntimos para la gasolina, dentro de su estrategia para reducir la dependencia del petróleo y favorecer una economía con menores emisiones de dióxido de carbono para luchar contra el cambio climático.