Redacción Voz de la Diáspora
El Salvador – Habitantes de la Cooperativa El Bosque, ubicada en el cantón El Triunfo, de Santa Tecla, La Libertad, se manifestaron frente a Residencial Las Piletas y Residencial Los Sueños, porque 300 familias serán desalojadas por órdenes de un juez el próximo 22 de mayo.
Los integrantes de la comunidad, en dos ocasiones se han plantado frente a la residencial donde vive el mandatario salvadoreño para entregarle una carta en la que le piden interceder para no ser desalojados de las tierras que consta de 57 manzanas donde han habitado por más de 60 años.

Estas familias han vivido durante generaciones del cultivo de sus tierras, especialmente café y hortalizas. Sin embargo, están al borde del desalojo debido a un complejo caso legal que comenzó con una supuesta ayuda financiera y terminó en una estafa.
En 1998, el Banco Agrícola otorgó a la cooperativa un financiamiento para la producción de café. Años después, la cooperativa sufrió el impacto de la crisis del café provocada por la plaga de la roya, quedando sin ningún tipo de apoyo estatal.
Según una publicación de La Prensa Gráfica y retomada por otros medios informativos digitales, en 2004, tras esta crisis, el Banco Agrícola —acreedor de la cooperativa— recomendó a Luis Palomo y su empresa como administrador temporal para ayudar a superar la situación. Pero en lugar de ayudar, Palomo aprovechó la coyuntura para beneficiarse: durante cuatro años se adueñó de las tierras productivas sin aportar soluciones reales. Posteriormente, demandó a la cooperativa por impago de honorarios y, con el paso de los años, el sistema judicial ha venido favoreciendo sus intereses.

En este conflicto han intervenido instituciones del gobierno central y la municipalidad de Santa Tecla, que en algún momento intentó pagar la deuda generada con Palomo. Según cuentan los pobladores, los honorarios de Palomo ascendieron a miles de dólares por servicios que, según testigos, nunca fueron prestados. Nunca rindió informes claros sobre su trabajo administrativo; por el contrario, los habitantes vieron cómo sus tierras eran saqueadas y utilizadas en beneficio propio.

A lo largo del conflicto, la deuda fue creciendo. Al ganar algunas de las demandas, se incluyeron gastos de representación, daños por agravios a la imagen y otras acusaciones hechas por Palomo contra integrantes de la cooperativa, al punto de llegar a exigir una buena parte de las tierras como pago de la demanda.
En 2025, un juzgado giró una orden de desalojo que favorece a Palomo, quien ahora figura ahora como dueño de más de 25 manzanas de las tierras más fértiles del lugar, incluyendo aquellas en las que habita la comunidad. Según la denuncia de los habitantes.
