Por Eduardo Cubías
El Salvador – Los jóvenes periodistas que no vivieron esta época (1960-1980) tienen otra percepción de la cobertura noticiosa, como reporteros, cuando realizaba una entrevista con un funcionario, una voz autorizada o a un hombre noticia, o a una conferencia o rueda de prensa (como la de la fotografía).
El reportero no sólo escuchaba, sino cuestionaba, no sólo estaba atento a lo que decía el funcionario, sino en la forma como lo decía: el tono de voz, los gestos y ademanes, como contexto de las declaraciones.
Confiaba en su bolígrafo y los apuntes en su libreta de notas que, en su memoria, por eso no especulaba, era honesto al escribir la nota. Recuerdos entrañables vividos en esta profesión: «el oficio más bello del mundo“.