La Agencia Internacional de Noticias Voz de la Diáspora, integrada por periodistas salvadoreños que residen en los cinco continentes, expresa su alta preocupación ante los recientes hechos de clara violación a la Libertad de Prensa e irrespeto a la dignidad y trabajo de los periodistas en El Salvador.
La decisión de bloquear o impedir el acceso de periodistas a las conferencias de prensa del gobierno no solo es un atentado en contra de la libertad de expresión; sino también es una acción imprudente y poco inteligente para continuar con la construcción de la joven democracia salvadoreña.
Para los periodistas, impedir el acceso a la información que debe proporcionar el gobierno sobre sus actividades, es un intento para callar a la prensa que cuestiona y critica el trabajo del nuevo gobierno.
El respeto irrestricto a la Libertad de Expresión es un derecho fundamental y una condición para el desarrollo de las sociedades democráticas. Es un derecho humano del que todo el mundo debe gozar sin ninguna restricción. Así lo establece el Art. 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, principios que luego son plasmados en el Art. 6 de nuestra Constitución de El Salvador.
La Libertad de Expresión es, además, “un requisito indispensable para la existencia de una sociedad democrática”, como lo señala la Declaración de Principios de Libertad de Expresión de la Relatoría Especial de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH, misma que establece: “Todas las personas deben contar con igualdad de oportunidades para recibir, buscar e impartir información por cualquier medio de comunicación sin discriminación, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.
Esa Libertad de Expresión es la que ha jugado un papel muy importante en la democracia, y ha propiciado la reconstrucción del tejido social desde la firma de los Acuerdos de Paz. La censura previa, impuesta a los medios de información en tiempos de la guerra dejó de practicarse, y salvo algunas excepciones, se permitió el libre ejercicio de este derecho desde los medios de prensa. Cabe destacar que también esa libertad fue ganada a costa de la vida de decenas de periodistas salvadoreños y extranjeros que murieron durante la guerra civil.
El escenario planteado hoy por la administración del presidente Bukele en materia de Libertad de Expresión es preocupante, ya que desde 2017, cuando fue alcalde de San Salvador, comenzó a bloquear el trabajo de la prensa crítica y a excluir de sus conferencias de prensa a algunos medios de comunicación que no son afines a su discurso; además de incitar a sus seguidores a través de las redes sociales a deslegitimarlos y atacarlos.
Ahora, como presidente de la República, su actitud de “cero tolerancia” a las críticas y a los cuestionamientos continúa y trata como “enemigos” a los periodistas de las revistas digitales Factum y El Faro, impidiendo el acceso al desempeño de su trabajo y a Casa Presidencial en dos ocasiones.
En un comunicado oficial, el Gobierno reconoció que “restringió” el acceso de los periodistas a la conferencia y que mantendrá la medida hasta obtener el “compromiso de buen comportamiento” por parte de los medios antes mencionados.
La negación del acceso a los periodistas de El Faro y Factum ocurrió durante el anuncio del lanzamiento de la Comisión Internacional contra la Corrupción en El Salvador CICIES, junto a un alto funcionario de la Organización de Estados Americanos OEA, entidad regional que tutela la Libertad de Expresión a través de una Relatoría Especial, cuyo representante, Edisson Lanza, ha denunciado en su cuenta de Twitter y ha dicho que “los gobiernos deberían ser neutrales frente a la línea editorial de los medios”.
La Declaración de Principios de Libertad de Expresión de la CIDH recalca: “Las restricciones en la circulación libre de ideas y opiniones, así como también la imposición arbitraria de información y la creación de obstáculos al libre flujo informativo, violan el derecho a la Libertad de Expresión”. Lo ocurrido en Casa Presidencial la semana pasada se enmarca en esta declaración y por tanto compromete la calidad de la democracia practicada por el presidente Bukele al condicionar al registro de “un buen comportamiento” a los periodistas de las revistas ya citadas.
El sistema de registro de agresiones a periodistas de la Asociación de Periodistas de El Salvador APES señala, en los primeros cien días de gobierno del presidente Bukele, un total de 23 casos de coacción contra la prensa, entre ellos 4 ataques digitales contra informadores, 3 de restricciones al ejercicio periodístico por parte de autoridades y 2 amenazas a la vida.
La alarma también ha sonado en los registros de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), que señaló este año un descenso de 15 puntos en el ranking mundial de Libertad de Prensa. En 2018, El Salvador estaba en el número 66 y ahora cayó al 81, y la razón de esa caída es la violencia estructural y el control gubernamental de la prensa. Aunque este informe no recoge el resultado de la administración de Bukele, deja en claro la vulnerabilidad de la prensa salvadoreña frente a estas dos condiciones: violencia estructural y control gubernamental, éste último sigue con la actual administración.
Por todo lo anterior, como periodistas salvadoreños en el mundo y como ciudadanos salvadoreños, exigimos al presidente Nayib Bukele que respete la dignidad de nuestro noble ejercicio periodístico. Rechazamos las frases peyorativas, que tanto él como miembros de su gabinete han expresado en contra de hombres y mujeres de prensa.
Le recordamos al presidente Bukele que él está hoy sentado en la silla presidencial, gracias a la democracia alcanzada en nuestro país, una democracia en la que nosotros los periodistas hemos ofrendado sacrificio y entrega, incluyendo la vida de varios de nuestros colegas y las amenazas que a lo largo de los años hemos recibido muchos de nosotros.
Le pedimos que en lugar de descalificar y acusar a todo nuestro gremio, gire órdenes para que nuestros periodistas sean protegidos en El Salvador. Mes a mes, nuestros colegas se ven forzados a salir del país por amenzas que enfrentan por el clima de violencia que vive El Salvador. Es a nosotros como Diáspora que nos toca enfrentar esos graves casos.
Los medios de comunicación en el mundo entero y las organizaciones en defensa de la Libertad de Prensa conocen muy bien lo que está pasando en El Salvador y se han solidarizado con nuestro gremio de múltiples formas.
Por el bien de nuestro país, deseamos un cambio genuino en la actitud de atropello, humillación y burla de parte de quien debería ser el primer salvadoreño en mostrar respeto por su gente.
Llamámos a los periodistas en El Salvador a fortalecer su sentido de unidad para enfrentar el desafío de reclamar respeto y dignidad para su profesión.