
Por José Eduardo Cubías Colorado
En El Salvador, el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, se enmarca en el ejercicio de una Cultura de Paz, no bastan los acuerdos, y este es el pensar de la Organización de la Naciones Unidas para la Ciencia y Cultura, (UNESCO) por sus siglas en inglés, aunque para algunos profanos, La Paz, parece una utopía, máxime cuando la firma de los acuerdos están desvanecidos y olvidados para muchos.
La Paz, concibe el respeto de los derechos humanos y la dignidad de la persona, un bien común que se continúa violentando cuando hablamos de Inseguridad ciudadana y de migración por falta de oportunidades de un trabajo digno, San Oscar Romero tenía este tema en su agenda de vida cotidiana, en su época de profeta y pastor de ovejas.
El cese de fuego y la firma de los Acuerdos de Paz (como hipótesis), nos enseñó que el diálogo, la negociación y la concertación de compromisos, son las bases para resolver conflictos, en un lento proceso que dejó sangre, dolor y luto por los miles de salvadoreños de la población civil, que murieron durante una guerra fratricida de más de una década.
Las Naciones Unidas mediaron entre las partes para culminar con la guerra civil, pero sobrevino otra, un tanto peor, la postguerra, para la cual no estábamos preparados, porque la violencia continúa galopante hasta la fecha.