Por Paola Molina Noguera, Co-Fundadora de Todas con Voz
Dentro de la incertidumbre que rodea el Coronavirus, una de las pocas certidumbres, es que nadie esperaba o estaba preparado para afrontar esta pandemia global.
Sin duda, el mundo no volverá a ser el mismo, quizá no vuelva a pasar desapercibida ninguna crisis de salud en ningún otro país, porque entendimos que somos susceptibles, que estar interconectados no nos hace ajenos a lo que suceda en cualquiera de los hemisferios, inclusive que se puede comprometer nuestra seguridad e integridad física.
¿Faltan protocolos de manejo de crisis en el COVID-19? La respuesta es no, hay cientos de miles de manuales y pasos para afrontar una crisis en todos los idiomas, tamaños y autores.
¿Acaso los gobiernos que hoy son acusados de irresponsables, de respuesta tardía, inoperantes no cuentan con expertos en manejo de crisis? indudablemente que sí cuentan, pero no iba precisamente el coronavirus a salvar la popularidad de los líderes que ya venían distanciados de la ciudadanía, con imagen negativa, desconfianza y altos niveles de desaprobación.
Las personas cada vez demandan respuestas más rápidas y tienen a su alcance más medios y canales a través de los cuales reciben información, lo que abre el camino a la desinformación y la sobreinformación, porque son muchos lo que se convierten en expertos en manejo de crisis sanitarias, especialistas en pandemias, y lejos de comunicar información confirmada y precisa, se dedican a seguir generando más contenidos.
¡Estamos en la era de la sobreinformación que a la vez acaba en la desinformación!
En primer lugar, el vacío no es de protocolos de crisis, el fondo es la comunicación poco empática y emocional que transmiten muchos de los líderes políticos, principalmente los que atraviesan por ingobernabilidad y falta de credibilidad.
La pandemia tomó a los gobiernos como a todos por sorpresa, no hay mensajes unificados, no hay estrategias globales, no hay un país que haya asumido el liderazgo, aún ni logran reunirse para establecer acuerdos para enfrentar el COVID-19.
Todavía no podemos ni siquiera presumir de casos de éxito frente al Coronavirus, sólo copiar medidas que medianamente están sirviendo de paliativo para reducir el número de contagios o riesgos, como es el caso de Corea del Sur, Japón o Taiwán.
Tenemos una batalla informativa por ganar el espacio entre lo que emite la OMS y los que publican que el agua caliente o el té de toronjil son los mejores tratamientos para curar el virus.
Enfrentar una pandemia global no es tarea limitada a los gobiernos, hay que volcar los esfuerzos en el empoderamiento ciudadano, generar una conciencia individual pensando en el colectivo, no es un copy&paste que aparezca en los manuales de crisis.
La nueva dinámica informativa demanda de individuos más responsables a la hora de generar contenidos, la solidaridad global probablemente comience por evaluar qué estoy aportando con lo que estoy publicando a las audiencias que están viviendo entre el miedo y la incertidumbre.
Lo que está muy claro, es que hoy todos somos aprendices frente a esta crisis y que seguramente saldremos mucho más empoderados para las próximas.