Por Paola Molina Noguera, Co-Fundadora de Todas con Voz
Huir de las noticias es tan difícil como huir de la pandemia global del coronavirus o de las propias teorías conspirativas, que intentan sembrar mitos para dar respuestas a cada ideología acerca del origen y propagación del virus.
Citando a Yuval Noah: “En realidad, los humanos siempre han vivido en la era de la posverdad. Homo sapiens es una especie de la posverdad, cuyo poder depende de crear ficciones y creer en ellas”. Las fake news, la propaganda y la desinformación no son nada nuevo, las redes sociales en el COVID 19 son el vehículo más eficaz para propagar y viralizar la posverdad.
Los mitos religiosos entran a jugar un papel muy importante para ofrecerle explicaciones a los creyentes con dosis de ficción y verdad pero que les garantiza el camino hacia la supervivencia en medio de la propagación del virus. Así por ejemplo, el vocero del Sector Salud del gobierno mexicano, afirmaba que el Presidente López Obrador está poseído de una fuerza moral y no de una fuerza de contagio, que le permite convivir con sus seguidores, pese a las recomendaciones de la OMS de evitar el contacto directo de persona a persona.
Asimismo, el Presidente López Obrador este miércoles presumió que escapularios del Sagrado Corazón de Jesús y otros amuletos lo protegen contra el coronavirus “Detente enemigo, que el Corazón de Jesús está conmigo”, “el escudo protector es como el detente, es la honestidad, eso es lo que protege: no permitir la corrupción”, agregó. El presidente Trump, declaró el domingo 15 de marzo como el Día Nacional de Oración por el coronavirus “Este país históricamente ha buscado a Dios por protección y fuerza”, resaltaba.
Sembrar la esperanza y la fe en la religión marca el camino hacia la cooperación, permite organizar a las masas de forma efectiva con base en alguna mitología, “las historias falsas tienen una ventaja intrínseca frente a la verdad cuando se trata de unir a la gente. Si pretendemos evaluar la lealtad de grupo, hacer que la gente crea en un absurdo es una prueba mucho mejor que pedirle que crea la verdad”.
Profesionales de la ciencia y la medicina intentan derrumbar las teorías conspirativas sobre el origen artificial del COVID 19, mientras tanto las opiniones en el mundo se dividen entre los que como Trump afirman que el virus se propagó a través del Instituto de Virología de Wuhan, llamado por el Presidente estadounidense como “el virus chino”.
Mientras tanto, otras voces como la de Xi Jinping ha sugerido que el virus fue originado por el personal militar estadounidense en la región china de Wuhan, en lugar de ser por un animal vivo (el pangolín) en un mercado de Wuhan.
Claramente el poder va de la mano de la ficción, al menos le es rentable a los líderes políticos, porque es más fácil congregar sus apoyos en torno a mitos que unirlos explicando la verdad y los argumentos científicos. Sólo queda decir que aún quedan muchos gramos de posverdad en COVID 19.