Por José Eduardo Cubías Colorado
Como punto de partida y premisa de nuestro comentario, reconocemos que fueron los fotoperiodistas, corresponsales de agencias internacionales de noticias, entre ellos varios salvadoreños, que cubrieron la guerra de los 80s, en El Salvador, los que, con sus «desgarradoras «imágenes, pusieron un «Basta ya» a la deshumanización del conflicto que victimizaba a la población civil, con la violación de sus Derechos Humanos, y el más sagrado: «El Derecho a la vida».
Las fotografías de los fotoperiodistas corresponsales fueron transmitidas a nivel internacional, y el conflicto salvadoreño cobró importancia en las agendas noticiosas de los medios de comunicación masiva, y así trascendió la guerra en El Salvador.
Viene al caso mencionar los nombres de los fotoperiodistas salvadoreños que sentaron precedente en esta cobertura de la guerra: descuellan los nombres de Iván Montesinos, Yury Cortez, Edgar Romero, luis Alberto Romero, Francisco Campos, Luis Galdámez, Teyo Orellana, y otros, que años más tarde integraron el grupo «Contraportada » con exposiciones fotográficas y charlas sobre la cobertura del conflicto armado en El Salvador.
«El engendro de la guerra». Con este nombre se registra la «Apología de la Violencia» de la que hicieron gala los fotoperiodistas y los medios de comunicación como una secuela durante las posguerra, de ello damos testimonio con la siguiente experiencia (*) «El fotoperiodismo se formó y desarrolló durante la guerra civil en El Salvador.
Los fotoperiodistas explotaban y saturaban su agenda informativa con sucesos de guerra, no obstante este estilo fue un aporte sustancial para terminar el conflicto, al establecer una denuncia mundial, expresando un «Basta ya a la guerra».
Fueron imágenes donde se utilizaban los primeros planos, cargados de dolor, sufrimiento, de sangre, de agresión, de muerte, donde el primer plano ( enfoque ) era el cadáver, y el segundo , el duelo el temor de la población. Este fue un periodismo de Guerra, ese fue un estilo de denuncia que tuvo su fruto y logró su objetivo.
Un periodismo de Posguerra impregnado de violencia
Pese al cese de fuego y la firma de los acuerdo de Paz, el periodismo de Guerra no cesó, ya el «engendro de la guerra» estaba en el objetivo de sus cámaras y en la mente del fotógrafo, que prolongaba un estilo de guerra en un periodo de Paz, desde luego esas imágenes vendían y así lo consideraban los editores. Con el tiempo cambiaron el estilo mediante un pacto entre medios para no publicar escenas de violencia, porque se dieron cuenta que violencia genera violencia, los índices de criminalidad aumentaron considerablemente al grado de calificar a El Salvador como uno de los países más violentos de América Latina.