Redacción Voz de la Diáspora
Con la pérdida de la institucionalidad en medio de la crisis desatada a raíz de las decisiones del presidente Nayib Bukele, El Salvador está cada vez más en el ojo de la comunidad internacional, una situación que pone en vilo a la diáspora, alrededor del mundo, y a los defensores de derechos humanos preocupados por el retroceso de la democracia “duramente golpeada”.
En dos años de mandato con una Asamblea Legislativa a su favor desde mayo pasado, Bukele militarizó el país, destituyó a magistrados, fiscales, y altos mandos policiales para dar paso al nombramiento de funcionarios afines a su línea política, y asegurar el control de la mayoría de instituciones vitales para el proceso democrático, según analistas.
También es acusado de perseguir a líderes de opinión, violar la libertad de expresión y de prensa, asediar a adversarios políticos, e imponer leyes inconsultas.
Ese contexto fue analizado por expertos durante el Foro “El Salvador y su relación con la comunidad internacional” organizado por Voz de la Diáspora, que integran periodistas salvadoreños residentes en los cinco continentes.
La experta en derechos humanos, Celia Medrano dijo que en solo meses la crisis salvadoreña escaló a niveles históricos, y que la democracia “ha sido duramente golpeada” con leyes que hicieron retroceder el avance que logró el país, tras el fin de la guerra en 1992.
Medrano explicó que el daño a la institucionalidad es tal que será difícil revertirlo a corto plazo, ya que apenas el país está en un momento político en el cual la población ha comenzado a darse cuenta que el apoyo que dio a la actual administración fue “con engaños”.
“Somos frágiles a discursos demagógicos porque no hay formación política, (una sociedad) conocedora de sus derechos es más difícil de engañar», afirmó.
Si bien Bukele es el mandatario más popular y mejor evaluado frente a sus antecesores, según encuestas de opinión, en los últimos meses ha enfrentado protestas masivas de sectores que piden su renuncia, incluso se ha sumado parte de la diáspora ante lo que consideran un retroceso del país durante su gobierno, y el temor de que pueda establecer una dictadura.
“Está claro que hemos sido orillados a pelear por lo que creímos que ya habíamos ganado (democracia) y nunca íbamos a perder”, dijo Medrano, ex cónsul en Washington DC, Maryland y Virginia.
El abogado salvadoreño residente en Washington, Daniel Joya considera inaudita la forma en que se viola la Constitución Política sin ninguna justificación, en El Salvador ya no hay una República, ya desapareció la división de poderes», explicó.
A su juicio lo más preocupante es que las elecciones de 2024 no solo encontrarán una oposición casi anulada, sino también ronda la amenaza de un fraude electoral, luego que el máximo tribunal de justicia avalara la reelección a pesar que la Carta Magna lo prohíbe.
Pese a una situación tan compleja los expertos coinciden en que la comunidad internacional, si bien es conocedora de la crisis, no ha reaccionado con la contundencia necesaria.
No obstante, Medrano considera que «no podemos esperar que la comunidad internacional nos salve, pero sí empujar al mundo a ser más contundente ante los sucesos que ocurren en El Salvador”.
El analista de origen alemán, Paolo Luers considera que “se subestima el carácter fascista” del fenómeno de Bukele, y su partido Nuevas Ideas que buscan perpetuarse en el poder en franco desafío con las leyes y la oposición no solo interna, sino de sectores en el exterior que han comenzado a ver con recelo el trasfondo político de su discurso.
Esfuerzos conjuntos
En Estados Unidos, donde residen más de 3 millones de salvadoreños, también hay voces de protesta que le exigen a Bukele establecer una mejor diplomacia frente a la comunidad internacional, más allá de pedir que deje el cargo.
Su mayor preocupación es que las decisiones del gobierno afecten los logros obtenidos en la nación norteamericana, y genere nuevas olas migratorias, la salida de inversionistas extranjeros, y el bloqueo de financiamiento multilateral que impactará el desarrollo de los salvadoreños, y aislaría al país.
El abogado Joya explicó que si bien Bukele cuenta con un alto apoyo popular entre la diáspora existe un grupo informado más allá de lo que aparece en la prensa, preocupados por lo que pasa en el país.
Buena parte de la diáspora está intranquila no solo por las decisiones internas de Bukele, sino también por el mal manejo que a su juicio ofrece a la relación con otros gobiernos.
«Las relaciones de un país a otro se manejan a través de la diplomacia, no a través de twitts escandalosos”, expresa Joya para quien es preocupante que la comunidad internacional tenga “reacciones débiles” frente a la crisis.
Medrano por su lado, explica que ante los acontecimientos mundiales y la correlación de fuerzas los salvadoreños “no tenemos que estar en primer lugar”, lo que de alguna forma se traduce a que no haya pronunciamientos rápidos y contundentes a lo que consideran ataques a la democracia.
En tanto Luers dice que es imposible que con solo las presiones de la comunidad internacional haya un cambio en El Salvador, “eso debe gestarse desde el país, aunque sí es importante el apoyo de Europa o EU”, explicó.