
Por Dennis Aguillón
No era un partido cualquiera, quedó bastante claro. El español y el suizo saltaron al Centre Court de Wimbledon, ovacionados por el público y recibidos como dos auténticas leyendas.
Era un partido para afrontar con una contundencia sin miramientos, y la tarea fue aceptada por ambos lados. El suizo batió al español por 7-6 (3), 1-6, 6-3 y 6-4 en tres horas y cinco minutos.
Para dos jugadores con los nervios por los cielos, pero con la experiencia que ambos tienen, la situación fue controlada.

Fue un partido que hizo temblar al más valiente, dos tenistas capaces de ignorar cualquier pánico, sin duda el talento salió a relucir.
Se trató de un juego parejo, que por momentos se ponía muy tenso en varios sets, pero al final el 8 veces campeón disputará su 31ª final del Gran Slam para buscar su noveno título y poder extender su figura como el jugador más galardonado. El próximo domingo, Federer tendrá frente a él, al serbio Novak Djokovic.
