Redacción Voz de la Diáspora
Los avances en el control de la pandemia del coronavirus son un motivo de celebración para las autoridades.
El 4 de julio, los estadounidenses celebran la independencia del país. Las familias se reúnen, organizan asados, los niños juegan en las plazas y los temas patrióticos inundan los canales de televisión. Este año será diferente.
El 4 de julio se celebra porque en 1776 el Congreso Continental adoptó la Declaración de Independencia, dos días después de una votación sobre la separación del Reino Unido. El documento fue redactado por Thomas Jefferson, quien se convirtió en presidente del país y falleció también un 4 de julio.
Aunque el documento fue firmado en la década de 1700, el Día de la Independencia se celebró por primera vez en 1870 y fue nombrado un día de pago federal en 1941.
El 4 de julio es para los estadounidenses, una fiesta nacional en la que el cielo se ilumina con fuegos artificiales, iniciativa que fue traída por los inmigrantes italianos que llegaron a fines del siglo XIX. El espectáculo significa un gran desembolso de dinero para las autoridades federales.
Este año se esperan menos luces en el cielo, pero la independencia tiene un significado más, el país celebra la disminución de los contagios de coronavirus y la vacunación de más de la mitad de la población.
El país que se convirtió en el centro de la pandemia a inicios de este año, mejoró sus cifras, gracias a una masiva campaña de inmunización, con la que se llegaron a aplicar más de 3 millones de vacunas por día. En las últimas semanas el ritmo de vacunación disminuyó, pero al menos el 54% de la población ha recibido las dos dosis del fármaco.