Por Dra. Margarita Burgos/Colaboradora
Opinión – Hace unas semanas, el cantante mexicano Cristian Castro hizo unas confesiones que dieron la vuelta al mundo: “Cuando ya empiezas a envejecer te empezarás a ver como tu tía. Todos los varones nos empezamos a ver como alguna tía, como una señora… Yo de pronto me veo al espejo y digo: ‘¡Uy, soy una señora!’ Ni siquiera soy un señor, soy una señora”.
Con mucho sentido del humor y total franqueza, Cristian asimila sus años con bastante naturalidad. No es normal, y mucho menos en un países tan machistas como los iberoamericanos , la manera en que el cantante asume su envejecimiento. En otras palabras, admite que la edad los va volviendo más parecidos a las mujeres.
Por supuesto, se debe a la pérdida de testosterona. Algo parecido a los animales, como el ejemplo de los monos y su cambio de sexualidad por épocas para preservar su especie. Científicos del Imperial College de Londres han estudiado las prácticas sexuales entre machos en un grupo de 236 macacos rhesus de la isla de Cayo Santiago, Puerto Rico.
Descubrieron que las prácticas sexuales entre machos eran más habituales (72%) que entre individuos de distintos sexos (46%). Este comportamiento en los macacos está relacionado con algo que llaman “lazos de coalición”: los que se montan entre sí tienen más posibilidades de ayudarse en un conflicto, y eso favorece el acceso a las hembras y el éxito en su reproducción.
En los seres humanos, las diferencias entre el hombre y la mujer son muchas y ampliamente conocidas. Y si a alguno le quedan dudas, el escritor John Gray las refleja a la perfección en el libro “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”, del año 1992. Sin embargo, como ya mencionamos, esos polos opuestos comienzan a acercarse a medida que se acercan a la tercera edad.
Durante gran parte de su vida, el hombre anda de cacería, y ese rol difícilmente lo abandone aún estando casado. Esto difiere bastante de la mujer, cuya consigna principal es buscar al proveedor para tener hijos, aunque en el camino pueda equivocarse en la elección. Con la pérdida de hormonas masculinas, los hombres pierden el instinto de cazador y se vuelven más pacíficos y llevaderos.
La convivencia es vital. Por eso también es bastante común que mujeres que han sufrido un fuerte desengaño amoroso por parte de un hombre terminen uniéndose con otra amiga y descubren que conviven sana, pacífica y felizmente, y ojo, no estoy hablando de sexo y mucho menos de lesbianismo
Los hombres experimentan una disminución de la agresividad y la irritabilidad a medida que disminuyen sus niveles de testosterona, lo que puede conducir a una comunicación y una conducta más tranquila y armoniosa en la relación.
Para algunas parejas, la disminución de la libido puede disminuir la presión o la preocupación acerca del rendimiento sexual, lo que a su vez puede reducir el estrés y la ansiedad relacionados con la intimidad. A medida que disminuye el interés sexual, algunas parejas pueden centrarse más en la intimidad emocional, la conexión y el compañerismo, lo que puede fortalecer la relación.
Sin embargo, la idea no es esperar a la vejez para que una pareja tenga una convivencia armoniosa. Hay otra herramienta fundamental para acortar los tiempos y es la educación. Vemos que los jóvenes actuales se llevan mejor con sus parejas cuando desde niños fueron educados en el no machismo y la cooperación.
Como me dijo una señora argentina: «machismo se escribe con m de mamá». La educación es vital para la convivencia y con ella realmente podemos diferenciarnos de nuestros amigos los animales.