
Por José Eduardo Cubías Colorado
Las tradiciones y costumbres propias de la religiosidad de los católicos salvadoreños van desapareciendo en la medida que las cubre la postmodernidad, que avanza galopante acompañada de la transculturización.
En el seno de los hogares de este país, el árbol de Navidad, con sus adornos y luces de colores, están desplazando al tradicional “Nacimiento” como escenario de la Natividad de Jesús, el “Niño Dios”, en este mes de diciembre.
La postmodernidad y el consumismo de bienes y servicios, nos han impuesto el “árbol de Navidad”, que ha dejado el color verde, para vestirse de múltiples colores e infinidad de pequeñas figuras decembrinas, y diferentes tamaños ensamblables. Hoy este árbol ocupa un lugar preferencial en la sala de la casa o en una oficina.
En cuanto a los sabrosos “tamales de gallina”, se siguen disfrutando en la cena de Navidad. No obstante en muchos hogares salvadoreños, los “tamales“ han sido sustituidos por el “pavo”, chompipe o guajolote, tal como sucede en familias salvadoreñas radicadas en Estados Unidos.
Mientras tanto se sigue dando el abrazo y el saludo de “Felices Pascuas”, éste año será con ciertas limitaciones para evitar el contagio del Covid-19.