
Por María T. Morales
Médicos, enfermeras, adultos mayores con padecimientos crónicos, y quienes viven en asilos, serán los primeros en recibir la vacuna contra el COVID-19 en Texas.
Así lo anuncio, Greg Abbott, gobernador de Texas, y cuyo Estado será uno de los primeros en recibir la primera dotación debido al incremento diario de contagios que no da tregua.
Esta semana, el Departamento de Salud y Servicios Humanos, anunció que, a nivel nacional, se distribuirán 40 millones de vacunas para enfrentar y frenar el rebrote de la pandemia que, desde finales de octubre no da tregua en la unión americana.
La Administración para el Control de Drogas y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), por siglas en inglés, deberá dar luz verde a la vacuna, por lo menos, el 10 de diciembre para que el 12 del mismo mes, el país pueda comenzar con la aplicación de la misma.
Actualmente los laboratorios Pfizer y Moderna esperan la aprobación oficial para el uso y distribución de la vacuna.
Al igual que la mascarilla, la que para Abbott no es obligatoria, la aplicación de la vacuna tampoco lo será.
“En Texas, nadie será forzado a ponerse la vacuna. Siempre será voluntario”, expresó a través de su cuenta de Twitter.

Terapia de anticuerpos para pacientes contagiados
El funcionario estatal también anunció que en El Paso, donde la ola de contagios llegó al extremo, semanas atrás, pacientes con COVID-19 son tratados con terapia de anticuerpos.
A inicios de noviembre, la FDA emitió una “autorización de uso de emergencia para la terapia de investigación de anticuerpos monoclonales bamlanivimab”.
Según la FDA, la terapia para tratamiento de COVID-19 de leve a moderado, se aplicará a pacientes adultos y pediátricos de 12 años de edad y que pesen, por lo menos 40 kilogramos (aproximadamente 88 libras).
El bamlanivimab no está autorizado en pacientes graves hospitalizados con COVID-19 y que requieren oxigenoterapia, ya que este podría empeorar los resultados clínicos de los enfermos, según el informe de la FDA.
