Texto y Fotos: Wilfredo Díaz/Facultad de Ciencias Agronómicas UES
El Salvador – La palabra Tsunami, es de origen japonés. Está compuesta en dos palabras: Tsu=Puerto y Nami= Ola Gigante, fenómeno físico natural que produce inundaciones por su potencia, velocidad y altura. Su nombre fue creado por el sismólogo estadounidense de origen alemán, Beno Gutenberg, quien aseguró, que este tipo de hecho, puede originar terremotos submarinos, derrumbes, erupciones volcánicas e impacto de meteoritos.

Estos fenómenos naturales ocurren en todo el mundo, nuestro país ya vivió algunos de ellos. Según registros, El Salvador cumplirá 123 años de haber tenido su primer tsunami. Estos eventos suceden, por estar ubicado geográficamente en el Cinturón de Fuego del Pacifico, frente a las costas del Océano Pacifico, zona de gran actividad sísmica y volcánica. Por esa razón, el 75 por ciento de volcanes y el 90 de terremotos, erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra e inundaciones, ocurren en estos lugares.
Desde 1902 al 2022, el país ha sufrido fenómenos naturales, causando daños materiales y pérdidas humanas, como lo ocurrido el 9 de marzo de 1957, que el puerto de Acajutla, ubicado en el departamento de Sonsonate, a 86 kilómetros de San Salvador, perdió tres muelles artesanales. Hoy en día, cuenta con un embarcadero moderno, que tiene la capacidad de embarcar y desembarcar buques y barcos comerciales.

Geólogos de la UES, Japón y México, realizan un estudio del lugar para verificar si el suelo donde está construido el muelle, es terreno sólido. Llegamos al lugar, nos recibe un intenso calor, los geocientíficos preparan sus equipos para dar inicio a su arduo trabajo. Caminamos hasta llegar a la orilla del mar, nos detenemos sobre una roca volcánica, al fondo se ve una estructura gigante del nuevo embarcadero, rodeado de barcos y buques de carga comercial.
Preparan sus herramientas de trabajo y dan inicio a sus primeras pruebas de resistencia de suelo. Todos atentos, les espera una jornada pesada bajo el sofocante calor. Tomaron 25 muestras de diferentes zonas, a una distancia de 500 metros cada uno de ellas. Teniendo los resultados, se reunieron con las comunidades, Protección Civil y alcaldía de la zona, para dar indicaciones de cómo actuar y evacuar, si llegara a ocurrir un terremoto o tsunamis. La comunidad El Cocal, ya cuenta con un plan preventivo de evacuación, es supervisado cada año. Fue un trabajo intenso y se logró hacer en una semana.

La investigación, “Reducción de Riesgo de Desastres Compuestos Asociados a grandes Terremotos y Tsunami”, que se realizó en el puerto de Acajutla y sus alrededores, incluye la elaboración de modelos numéricos para simular Tsunamis y cómo impactaría en la zona.
Realizar esta evaluación de la vulnerabilidad de las comunidades, suelos e instalaciones del Puerto de Acajutla, frente a fenómenos naturales, es importante y ayudará a prever desastres en la zona. Este proyecto, es financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón JICA y la Agencia de Ciencias en Tecnología JST, se desarrolla en dos puertos importantes como: Acajutla, donde colabora la Universidad El Salvador, y Manzanillo acompañado por la UNAM-México.

“En esta investigación, nos acompañó la Doctora e Ingeniera Eri Ito, Dr. Genta Nakano de la universidad de Kyoto Japón y el Doctor José Antonio Martínez, de la UNAM, quienes guiaron al personal de la UES y Ministerio de Medio Ambiente MARN, para hacer un trabajo en equipo”.
“Realizamos mediciones de vibración micro tremor, sirve para medir el ruido sísmico, emitido dentro de la tierra y tener una idea de cómo responderá el suelo ante un sismo de gran magnitud. Esta investigación, determina qué medidas de precaución hay que tomar, al suceder un terremoto”, asegura Genta Nakano, Profesor del Instituto de Estudio para la Prevención de Riesgo de Desastres de la Universidad de Kioto-Japón DPRI.
Geólogos de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de El Salvador, del Instituto de Estudios para la Prevención de Riesgo de Desastres de la Universidad Kioto-Japón y Universidad Autónoma de México, se sienten satisfechos de participar en esta investigación y tener resultados positivos.
Desde hace dos años, la UES trabaja en el proyecto, SATREPS-Tsunamis, participan 70 doctores de los tres países. Los resultados, los compartirán con autoridades del Puerto de Acajutla, la UES, comunidades, alcaldía municipal, Ministerio de Medio Ambiente.

“Esta investigación, nos permite estudiar la calidad del suelo donde está construido el puerto de Acajutla. Para hacer esas mediciones, utilizamos el Geófono Triaxial, equipo de alta tecnología, que sirve para medir movimientos del suelo en tres dimensiones, vertical, longitudinal y transversal. Capta vibraciones completas del movimiento sísmico. El terreno donde está el muelle del puerto de Acajutla, tiene características físicas muy importantes”.
“La recolección de datos, la hicimos en una semana. Nos desplazamos de un lugar a otro, utilizando la técnica geofísica Nakamura, que determina la profundidad de la base rocosa, vulnerabilidad del lugar a los movimientos sísmicos, identifica la frecuencia de resonancia del suelo, resistencia y características sísmicas de la estructura del puerto”.

“Con los resultados, ya tenemos una idea de cómo responderá el suelo, su infraestructura y edificaciones que hay en el lugar y cómo se pueden propagar las ondas sísmicas cuando ocurra un terremoto. Los datos indican, que el suelo del puerto de Acajutla, puede soportar fenómenos naturales de gran magnitud, es resistente”, asegura el Doctor Miguel Hernández, docente y coordinador de la carrera de Ingeniería Geológica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de El Salvador y del proyecto SATREPS-Tsunamis.
El puerto de Acajutla, está construido en un depósito de avalancha de escombros, estudios indican que fue producto del colapso de una ladera del volcán de Santa Ana, aproximadamente hace 40 mil años.
Los residentes de la zona están agradecidos con los investigadores de la UES, Kioto-Japón y México, por la información proporcionada de que medidas deben tomar a la hora de una evacuación, si llegara a ocurrir un fenómeno natural, a pesar de que sus viviendas están entre el río Sensunapán de Sonsonate y la playa del puerto de Acajutla.
