Redacción Voz de la Diáspora
Estados Unidos – Estados Unidos anunció el cierre definitivo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) argumentando un cambio de prioridades en su política exterior y una revisión profunda de la eficacia de su ayuda. Esta decisión marca el final de 60 años de presencia de USAID en regiones de América Latina, África y Asia, donde la agencia había desempeñado un papel central en proyectos de desarrollo, salud, educación y fortalecimiento institucional.
Sin embargo, el secretario de Estado, Marco Rubio, a través de la red social X manifestó que: «más allá de la creación de un complejo industrial de oenegés en todo el mundo a costa de los contribuyentes, USAID tiene poco de lo que presumir desde el final de la Guerra Fría».
El cierre de USAID implica la suspensión de todos los programas activos y la liquidación de sus oficinas alrededor del mundo. Muchos proyectos en marcha, especialmente aquellos enfocados en la promoción de derechos humanos, acceso a la justicia y apoyo a la sociedad civil, han quedado interrumpidos de manera abrupta. La decisión ha generado preocupación entre organizaciones no gubernamentales y comunidades beneficiadas, quienes advierten sobre el impacto negativo que esta retirada puede tener en sectores vulnerables.
El gobierno de Estados Unidos ha justificado el cierre señalando la necesidad de reorientar recursos hacia áreas consideradas de mayor interés estratégico y de seguridad nacional. Además, se argumenta que muchos de los países que antes dependían de la cooperación internacional han alcanzado niveles de desarrollo que permiten una mayor autosuficiencia, aunque críticos consideran que la medida responde también a presiones políticas internas y a una visión más restrictiva sobre el papel global de Estados Unidos.
Ante este escenario, varios gobiernos y actores internacionales han expresado su preocupación, señalando que la salida de USAID puede dejar un vacío en la cooperación internacional y en la capacidad de respuesta ante crisis humanitarias. La comunidad internacional observa con atención cómo esta decisión afecta la dinámica de la ayuda al desarrollo, el fortalecimiento democrático y la promoción de derechos humanos en diversas regiones donde la presencia estadounidense era fundamental.