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Construir edificios y ciudades saludables no es un lujo para el futuro, es una necesidad para hoy

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Por Arturo Saenz

Desde la década de los ochenta la Organización Mundial de la Salud OMS empezó a reportar la existencia de una estrecha relación entre la aparición de enfermedades crónicas y los lugares de trabajo de las personas. Es decir, se empezaron a documentar muchas quejas de enfermedades del sistema respiratorio, cardíaco y de la piel en personas que pasaban mucho tiempo en edificios específicos. De aquí nació lo que se conoce hoy como el Síndrome del Edificio enfermo.

Y es cierto, estadísticamente pasamos el 90% de nuestro tiempo en lugares cerrados, ya sea en nuestras oficinas o casas, y cuando le sumamos que respiramos 15,000 litros de aire en un día y que la calidad del aire de entornos interiores es de 4 a 5 veces peor que en el exterior, empiezan a surgir miles de preguntas. Ya es conocido que a la baja calidad del aire se le atribuyen 7 millones de muertes prematuras en un año y sí, es importante, pero no es solo la baja calidad del aire la causante de los problemas salud.

Los números estadísticos de nuestra salud en Panamá, hablan de que hay una tendencia hacia arriba en casos de Diabetes al igual que problemas médicos por los ácidos grasos y las causas principales de muertes siguen siendo los problemas cardíacos. Éstos últimos están muy relacionados a la mala nutrición y sedentarismo. Sin duda, algo no estamos haciendo bien.

Por la situación antes expuesta, es que desde hace algunas décadas surgió el concepto de bienestar (“wellness”) definido como la activa búsqueda de actividades, opciones y estilos de vida que nos lleven a un estado completo de salud (física o mental). Es pensar en prevención de salud y al mismo tiempo fortalecer nuestro cuerpo y mente. Entonces, son dos temas: la sostenibilidad de los recursos naturales del planeta y el bienestar de los seres humanos. Dos temas que se conectan y que el tiempo que estamos viviendo nos lo ha hecho saber.

Muchas son las formas de desarrollar o incentivar un estilo de vida con bienestar: turismo, deporte, nutrición, evitando alimentos procesados, y manejo de estrés a través del contacto con la naturaleza, entre otros. El que se nos atribuye con gran responsabilidad a los desarrolladores inmobiliarios, administradores de edificios de oficinas, instituciones, escuelas y similares, es el bienestar generado a través de las estructuras físicas que corresponden a los entornos construidos tanto interiores como exteriores.

En medio de todos los estudios científicos y datos estadísticos que empezaron a generar tendencia, nos llega el COVID-19 para reconfirmar la necesidad de tener edificios y ciudades saludables que promuevan cambios de hábitos en pro de una buena salud y de la prevención.

Lo más interesante es que esta situación ya ha pasado antes, es decir, el concepto de que los entornos construidos influencian nuestro bienestar no es nuevo. En los últimos dos siglos, la planificación urbana, la infraestructura y el diseño de los edificios han tenido que adaptarse para controlar las epidemias que acompañaban a lugares de alta densidad desde la Revolución industrial. Muchas enfermedades infecciosas como el cólera, la tuberculosis, la fiebre amarilla llegaron a controlarse a partir de cambios en el diseño de los edificios y de los entornos en general y no exclusivamente con la medicina. Algunos ejemplos como la creación de acueductos, sistemas sanitarios bajo tierra y los retiros de los edificios para mejorar la ventilación del aire fresco y luz, que hoy por hoy son buenas prácticas de ingeniería y planificación, surgieron motivadas para controlar epidemias.

Los retos que nos trae COVID-19 son interesantes. Se pronostica que para mediados del 2021 las preguntas de residentes o visitantes de cualquier edificación serán: ¿Estoy en un edificio sano? ¿Cuáles son las políticas de mantenimiento y limpieza? ¿Está certificada esta oficina con buenas prácticas? ¿Cómo puedo proteger a mi familia? ¿Cómo tengo más salud y cómo subo mi sistema inmune? ¿El lugar en donde vivo, me genera bienestar?

Entender los impactos positivos o negativos que tienen el aire, el agua, la luz, la nutrición, el “fitness”, la paz mental, la comodidad y la comunidad en los once sistemas del cuerpo humano será necesario.

No será un lujo construir edificios y ciudades saludables para el mañana, es una necesidad para hoy. info@lifesynchro.com

Arturo Saenz, CEO de Synchro Projects and Solutions.
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