Redacción Voz de la Diáspora
Cultura – Mantener presentes el idioma materno, las costumbres y tradiciones autóctonas suele ser una preocupación que se activa, generalmente, entre personas que viven fuera de su país de origen. La mezcla cultural aporta, sin duda, una gran riqueza en los seres humanos, pues facilita un espectro de interpretaciones de la realidad mucho más completa y compleja que la que se articula desde un único lugar de mundo. Esa premisa fue la que impulsó a Claudia Zavala, periodista salvadoreña radicada en España, a enfocarse en la edición de libros con enfoque cultural.
“Llegué a España, en 2005, para especializarme en proyectos de cooperación y educación para el desarrollo. Trabajé, durante varios años, en iniciativas que promovían el respeto a la interculturalidad, diversidad, tolerancia, el origen de la inmigración en los países del sur, los llamados conflictos olvidados… Como una inquietud personal, en 2017, inicié un blog con historias de mujeres inmigrantes, en su gran mayoría salvadoreñas, para narrar los desafíos a los que ellas se enfrentan cuando reinician su vida en un país distinto al suyo.
Así nació ‘Diáspora azul’ (www.diasporazul.com). Esas experiencias de vida, sumadas al bagaje académico y laboral consolidado, hicieron que mi mirada ante el hecho migratorio se enriqueciera y sensibilizara aún más. Cerraron el círculo de lo que yo misma, como inmigrante, estaba viviendo”, explica.
Según la periodista, el denominador común de estas historias compartidas, provenientes de una veintena de países distintos, se refería a la marcada preocupación de sus protagonistas por inculcar a sus hijos su legado cultural de origen. Fue así como, mientras Zavala trabajaba con un grupo de académicos especializados en innovación social, concretó la idea de publicar su primer libro enfocado en esta temática:
“Yo tenía una experiencia previa, editando un libro infantil en España, con una ilustradora y un programador españoles, que se llama ‘El tesoro de Koporo’ (www.mikoporo.com). Pero esta vez, por el tipo de publicación que pretendía tenía que trabajar con gente de mi tierra.
Así que se me ocurrió preguntar en un grupo de Facebook llamado ‘Mamás salvadoreñas en el mundo’ si había alguna ilustradora interesada. Katia Marcos, una compatriota residente en Texas, me contestó, diciendo que ella era diseñadora, pero podía contactar a alguien en El Salvador, concretamente, una muchacha de San Vicente”, recuerda.
La vicentina resultó ser Guadalupe Callejas, una joven y muy talentosa ilustradora que logró plasmar la línea gráfica que Zavala buscaba para su propuesta editorial. Y así, editora, diseñadora e ilustradora, en la distancia y sin haberse visto nunca, iniciaron un trabajo colaborativo que dio su primer fruto. Se activó el germen de “Colección Coloreye”, una iniciativa que suma ya tres publicaciones.
La primera que la bautiza es “Coloreye”, un libro dirigido a niños y adultos, que contiene 50 ilustraciones, con nostálgicas estampas típicamente salvadoreñas, con palabras autóctonas del país, como cabuda, tembeleque, mumuja, huacal, tucutío, chute, entre otras, y su respectivo significado, en español e inglés.
La segunda es “Juegos infantiles salvadoreños”, un libro ilustrado, para niños y adultos, que contiene 12 de los juegos tradicionales salvadoreños, como arranca cebolla, buruca, hule, chibola, trompo, yoyo, jacks… también con su explicación, en español e inglés. Y la tercera, próxima a lanzarse, es una muñeca recortable llamada “Pipiri Juani”, inspirada en el juego clásico de nuestras madres y abuelas, que incluirá un código QR con la historia de diversas colecciones de vestuarios, como los trajes regionales de El Salvador y otras celebraciones del país, como el Carnaval de San Miguel.
“Esta muñequita es un homenaje a mi abuela materna, Juana, que era migueleña y costurera. A mi hermana y a mí nos vestía con sus creaciones y yo crecí viendo cómo cortaba patrones de tela, forraba botones y pedaleaba su máquina Singer”, detalla.
Zavala complementa sus propuestas con guías didácticas, que proporciona de manera gratuita, para facilitar diversas actividades lúdicas complementarias, con el objetivo de profundizar más en los valores culturales que promueven los libros, y que pueden ser usadas por las familias, maestros y personas dedicadas a organizar talleres culturales.
De hecho, algunos de esos talleres se organizan en alianza con instituciones como Museo Tín Marín, Centro Español de El Salvador, Biblioteca Municipal de Santa Ana, Parque Cuscatlán, Cooperativa Tierra Fértil (Carolina del Norte, EEUU), Centro Cultural y Comunitario Salvadoreño de Quebec (Canadá) y algunos Consulados y Embajadas de El Salvador con representación en España, Estados Unidos y Canadá. “Colección Coloreye” está presente en diversos puntos de venta de El Salvador y en la plataforma de Amazon.
La propuesta se ha ampliado, recientemente, con el lanzamiento de la tienda de regalos “ColoreyeSalviStore” (https://www.etsy.com/es/shop/ColoreyeSalviStore), plasmando sus originales diseños en artículos como bolsos, tazas, imanes, chancletas, rompecabezas, entre otros.
“Creo, firmemente, en el trabajo colaborativo y en remoto. Hoy en día, las nuevas tecnologías nos permiten sumar talentos y valores para construir proyectos de verdadero impacto. Me gusta la idea de integrar equipos diversos y armar nuevos modelos de gestión. No es fácil, pero se puede. Hay que derribar muchos prejuicios alrededor de cómo hacer sostenibles las propuestas culturales.
Hay que rescatar su gran valor, pero dignificando también su precio. Eso implica sacudir estructuras obsoletas y rígidas y estar dispuesto a transitar un camino largo y complejo. Hay gente que te mirará mal por eso. Pero habrá otra que te apoyará y respetará, precisamente, por los mismos motivos”, finaliza.