
Redacción Voz de la Diáspora
La Jornada Mundial de la Juventud presidida por el Papa Francisco, le cambió la vida a Luis Oscar Martínez, un joven de 21 años, recluido en el Centro de Cumplimiento de Menores en Las Garzas de Pacora, en Panamá. Este joven recibió su libertad condicional luego de dar su testimonio al Sumo Pontífice.
El detenido mostró su arrepentimiento, tras cometer en 2016, un delito que le causó un daño profundo a un ser querido y a él mismo. Esto lo alejó de sus estudios y de su familia.
“Fue muy duro convivir con otras personas privadas de libertad, pero al ser trasladado al Centro de Cumplimiento de Pacora, meditando una noche algo me dijo que no todo ha terminado porque mi propósito es grande. En ese momento, comprendí que mi Padre Dios estaba conmigo, y que si estoy en este momento hablando con usted es por gracia y amor de parte de Dios, mi Cristo amado”, le dijo al Papa.
Manifestó que aceptó a Dios en su corazón, y que su meta es llegar a ser un chef internacional y técnico en refrigeración especializada. “Espero darle esa alegría a mi madre y reencontrarme con la familia que perdí”, señaló.
También argumentó que se siente agradecido, ya que Dios puso a personas en su camino para ayudarle a culminar sus estudios secundarios y lograr ese cambio que tanto ansiaba en su vida.
Este joven es parte de un grupo de 7 privados de libertad que recibieron la noticia de que les sería otorgada una medida cautelar, distinta a la detención preventiva, quedando en libertad condicional luego de la visita del Papa al Centro de Cumplimiento para menores.
El Sistema Penitenciario panameño informó que la decisión fue tomada por su buena conducta, y debido a que habían pagado dos terceras partes de su condena, lo que permite que la ley faculte para adoptar esas medidas.
Durante su visita al Centro de Cumplimiento de Menores de Las Garzas, el Papa cuestionó a aquellos que dicen que no creen en el arrepentimiento ni en otorgar nuevas oportunidades.
“Una sociedad se enferma cuando no es capaz de hacer fiesta por la transformación de sus hijos, una comunidad se enferma cuando vive de la murmuración aplastante, condenatoria e insensible. Una sociedad es fecunda cuando logra generar dinámicas capaces de inlcuir e integrar, de hacerse cargo y luchar para crear oportunidades y alternativas que den nuevas posibilidades a sus hijos, cuando se ocupan en crear futuro con comunidad, educación y trabajo. Y si bien puede experimentar la impotencia de no saber el cómo, no se rinde y lo vuelve a intentar”, declaró Su Santidad.
A la vez afirmó que “…todos tenemos que ayudarnos para aprender, en comunidad, a encontrar estos caminos. Es una alianza que tenemos que animarnos a realizar: ustedes, chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro y del Ministerio, y sus familias, así como los agentes de Pastoral. Todos, peleen para encontrar y buscar los caminos de la inserción y transformación. Eso el Señor lo bendice, sostiene y acompaña”, afirmó el Papa.