Por Milagro Orellana
Los Ángeles, California- El Papa Francisco ha dejado una huella profunda en El Salvador, no sólo al canonizar a Monseñor Óscar Arnulfo Romero, sino también al reivindicar su legado de lucha por la justicia social y la defensa de los más vulnerables.
Bajo su pontificado, se conformó un equipo de profesionales encargado de recopilar y difundir la vida y obra de San Romero, antes, durante y después de su martirio.

El pueblo salvadoreño celebra con gratitud este reconocimiento, que no sólo enaltece la figura de Romero, sino que también fortalece la fe católica en el país.
A este gesto se suma la beatificación de cuatro mártires salvadoreños, considerados símbolos de esperanza y testimonio cristiano, quienes ahora esperan su camino hacia la canonización.
El legado de Francisco a El Salvador es, sin duda, espiritual, deja un santo, el nombramiento de Monseñor Gregorio Rosa Chávez como cardenal y los 4 beatos: el padre Rutilio Grande, Manuel Solórzano, Nelson Lemus y el padre Cosme Spessotto.
Sin duda, estos son momentos históricos y profundamente humanos que recordará por siempre el país centroamericano.
