
Por Engelberto Maldonado Pérez
Italia – “Nuestra alma es biodegradable pero la plástica es inmortal” dijo en una ocasión el escritor español Manuel Vicent. Parece que tiene razón. Con el pasar del tiempo, el plástico se transforma en pedazos cada vez más pequeños hasta hacerse invisible en el humano.
De manera involuntaria, el plástico se come, bebe y se respira, a tal punto que la ciencia ya encontró plástico en la sangre de las personas.

Un estudio efectuado por la Universidad Libre de Amsterdam, Holanda, con una muestra de 22 voluntarios de los cuales el 80% resultó con micropartículas de plástico en la sangre.
La investigación fue comentada en una entrevista radial por la endocrinóloga italiana Annamaría Colao y por el biólogo marino, Nicola Nurra.

Los investigadores se hicieron la pregunta, “visto que la plástica se encuentra en todas partes hasta en los lugares insospechados como montañas y glaciares, busquémosla en el fluido sanguíneo”. Es así, que encontraron 1,6 microgramos por mililitro de sangre que podría ser más o menos el equivalente a una cucharadita en mil litros.
La endocrinóloga consideró que el descubrimiento es alarmante porque prueba la sospecha que se tenía ante hallazgos en organismos de animales marinos de consumo humano y en otros vertebrados terrestres.

Para la académica italiana el resultado pone tantas interrogantes para el futuro de la medicina que intenta descubrir las causas de algunas enfermedades.
“El peor peligro que se puede evidenciar no viene de la cantidad encontrada, sino de la continuidad porque difícilmente sale del cuerpo y de ese modo se forma concentraciones de estas partículas en algunos órganos, principalmente en el hígado y los riñones tal como lo demuestran los estudios en ratones”, afirmó la doctora.

El biólogo Nurra explicó que el plástico entra al cuerpo con un origen primario y uno secundario. El primero viene de la acción deliberada del humano con la industria de hidrocarburos, cosméticos, textiles (poliéster), agricultura, producción alimentaria y de empaquetados, entre otros.
El secundario es proveniente de la degradación de objetos grandes como utensilios de todo tipo, reservorios y conductores de agua, que pueden ir desde una pajilla y una botella, contenedores de comida desechables y no desechables, y una infinita de objetos que sería innumerables, que con la degradación polimérica ya sea por biodegradación: oceánica y fotodegradación (luz solar), se convierte en partículas microscópicas.
Cuando el polímetro alcanza tamaños de micropartículas es ingerido por microorganismos como el zooplancton y luego a toda especie marina. Nurra afirmó que no se sabe cuándo y como termina el plástico pero es seguro que cuando alcanza la parte más minúscula, se convierte en vectores tóxicos.


