7 septiembre, 2024

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Por Dra. Margarita Mendoza / Colaboradora

Psicología – Según las estadísticas, el 10% de la población padece de problemas renales. Otro 9.3%, en cambio, sufre de diabetes.
Sin embargo, pocos saben que ni sumando estos dos trastornos, probablemente de los más conocidos, llegan a igualar a las personas que sufren de PAS, que alcanza el 25% de la población mundial.
En otras palabras, una de cada cuatro personas lo tiene, aunque quizás no lo sepa.

Entonces surge la pregunta obligada: ¿qué es PAS?
Son personas altamente sensibles, las cuales procesan los estímulos sensoriales y la información con mayor intensidad y profundidad que los demás, por lo que son personas muy creativas, reflexivas y empáticas. Se trata de una condición que ha sido detectada recientemente y no es tan difundida, lo cual explica por qué muchos ni siquiera saben que la padecen.

El término persona altamente sensible (PAS) fue mencionado por primera vez por la psicóloga norteamericana Dra. Elain Aron, en su libro publicado en 1996, cuando investigaba técnicas para entender la introspección, la tendencia de una persona a observarse y analizarse a sí misma.

En inglés se la conoce como Highly Sensitive Person (HSP) y no ha sido hasta estos últimos años que empezó a cobrar relevancia. Eso sí, más que un padecimiento, la psicóloga lo considera un rasgo.

Hoy en día, gracias a un test que ideó la propia doctora Aron, se puede diagnosticar. Se trata de una autoevaluación, aunque muchos profesionales recomiendan hacerlo con la supervisión de un terapeuta por su complejidad. Allí se miden las respuestas a diferentes estímulos, se conocen algunos de los síntomas que caracterizan a las PAS.

Las más comunes son retirarse de todo aquello que le genera estrés, le molestan las luces brillantes, los olores y ruidos fuertes, también ciertos tejidos de ropa. Además, les cuesta hacer varias cosas al mismo tiempo y sienten incomodidad cuando les observan realizando una tarea.

Hay cuatro pilares básicos que definen esta condición. El primero valora la profundidad de procesamiento de la información, y eso incluye capacidad de observación, investigación, clasificación y reflexión. El segundo consiste en ser muy emocional: cuando están contentos rezuman efusividad y cuando no, son almas en pena invadidas por el dolor y con una empatía muy desarrollada.

En el tercero está su mayor emocionalidad y empatía. Da lugar a estados de euforia o de llanto, por lo que es necesario auto-observarse y aplicar técnicas que alejen el estrés y calmen a la persona. Por último, sufren una estimulación sensorial extrema que puede llevarlas a saturarse mentalmente.

Todo eso se debe tratar con psicoterapia aprendiendo a ser recatados en nuestros impulsos emocionales y a aceptarnos y querernos tal como somos. Es importante no permitir que nuestra vulnerabilidad nos haga sentir mal sino que encauzarla a nuestro favor.