Por José Eduardo Cubías Colorado
Las figuras del Divino Salvador del Mundo y la de San Óscar Arnulfo Romero descuellan en la capital salvadoreña. Dos imágenes que identifican a El Salvador en el mundo católico y en el concierto de naciones que profesan el cristianismo.
Emblemática plaza que evoca recuerdos de antaño, cuando el lugar establecía los límites urbanísticos al poniente de la ciudad; le llamaban «La Cruzadilla», un paseo familiar de fines de semana a mediados del siglo pasado. Pero en la actualidad, el pueblo salvadoreño recuerda esta plaza como el escenario de la beatificación de Monseñor Romero, cuando un 23 de mayo de 2015 más de 300 mil feligreses y peregrinos católicos participaron en la misa de beatificación de Romero. Fue un día de fiesta en San Salvador.
Este lugar es también el comienzo de la ruta del peregrino, tras las huellas de Romero, hasta llegar a su ciudad natal, Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, al Oriente de El Salvador, y su retorno a la Cripta de Catedral Metropolitana, donde yacen los restos del «Obispo Mártir».
El paisaje y la devoción como católicos hacia el Divino Salvador del Mundo y a San Óscar Arnulfo Romero que inspira este lugar, se pierde ante el intenso tráfico de vehículos automotores, sin embargo se celebran fiestas y espectáculos públicos en este emblemático lugar.