
Redacción Voz de la Diáspora
Las inundaciones y desbordamiento de ríos a causa de las lluvias que azotaron Panamá en los últimos días dejaron a su paso la muerte de al menos cinco personas, cientos de damnificados, y daños a la infraestructura pública con mayor impacto en la provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica.
La región de Tierras Altas, caracterizada por zonas de montañas famosas entre los turistas por su clima templado y su café especial fue la más afectada donde las lluvias e inundaciones destruyeron cosechas, arrasaron con viviendas, y destruyeron carreteras dejando incomunicados a miles.
El director del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), Carlos Rumbo dijo que cientos de personas que residen en las zonas más vulnerables cercanas a ríos y cerros fueron trasladadas a albergues temporales para recibir asistencia, mientras buscaban a varios desaparecidos.
La Fuerza de Tarea Conjunta, que incluye cuerpos de socorro, y miles de agentes de la policía panameña, localizó los cadáveres de cinco personas, de siete que fueron reportadas como desaparecidas, entre ellos tres menores de edad víctimas de las inundaciones.

Rumbo explicó que las víctimas pertenecen a dos familias, una que fue arrastrada por la corriente de un río, y una segunda sorprendida por un deslizamiento de tierra mientras se encontraban en su vivienda.
Expertos dijeron que la situación climática se produjo por la combinación de los efectos indirectos de la tormenta Eta, que ha causado destrucción en el resto de Centroamérica, y las condiciones climáticas propias de la estación lluviosa, que también causó daños en las provincias de Bocas del Toro, y Veraguas, todas al oeste de Panamá.
Eta llegó a la región el pasado 3 de noviembre con lluvias intensas y fuertes vientos en el noreste de Nicaragua y el norte de Honduras como un huracán categoría 4 en la escala de Saffir-Simpson, antes de convertirse en una tormenta tropical.

El paso de Eta por Centroamérica dejó la muerte de decenas de personas, la mayoría en Guatemala, destruyó infraestructura, y causó inundaciones en zonas vulnerables y empobrecidas de la región.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos dijo que si bien la tormenta ha bajado de intensidad, se proyecta que después de cruzar Honduras, Nicaragua, Guatemala, Belice y El Salvador se dirija de nuevo hacia el Caribe el 7 de noviembre.

Eta es la vigésima octava tormenta de la temporada de huracanes del Atlántico de 2020, convirtiéndose junto a la de 2005 como las más activas jamás registradas, según la Oficina de las Naciones Unidas de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
