Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Tecnología – Tal como sucede en Terminator y también en otras películas de ciencia ficción, las computadoras empiezan a tener vida propia. Solo que ahora está ocurriendo en nuestra realidad. La inteligencia artificial (IA) ya convive con nosotros y algunas muestras, como el caso del ChatGPT, un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial GPT-3, nos generan tanto asombro como preocupación.
Todo esto nos asusta porque es algo desconocido y tememos ser desplazados por la tecnología. Para los muy religiosos es jugar con algo alejado de Dios, algo demoníaco que puede terminar mal. No es para menos. La inteligencia artificial ha ido evolucionando rápidamente y su impacto en nuestras vidas se hace cada vez más evidente.
La IA se refiere a la capacidad de las máquinas para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como la resolución de problemas, el aprendizaje y la toma de decisiones. Además, no reciben paga, no se cansan, no se quejan y un sinfín de ventajas en su mayoría.
A medida que la IA se vuelve más avanzada, es importante reflexionar sobre cómo nos afecta. Esto puede llevar a la pérdida de empleos, ya que la automatización y la eficiencia pueden hacer que ciertos trabajos sean redundantes.
Además, la IA puede generar problemas éticos y de privacidad, ya que la información personal puede ser recopilada, analizada y utilizada sin nuestro conocimiento o consentimiento. También puede aumentar la brecha digital y la desigualdad social, ya que las personas con menos acceso a la tecnología pueden sentirse aún más marginadas.
Si muchos pensaban que robots y computadoras pueden acabar con miles de empleos (algo que ya ocurre en muchas fábricas con la automatización), la respuesta es sí. Hay una gran cantidad de puestos de trabajo en peligro. Lo corrobora un estudio de arXiv que analiza las 20 profesiones con más probabilidades de desaparecer y ser sustituidas por una inteligencia artificial: ahí están desde profesores, jueces y hasta psicólogos.
Aunque pocos lo plantean, también existen aspectos positivos. Los sistemas de IA pueden ayudarnos a automatizar tareas repetitivas, como la administración de correos electrónicos, la programación de citas o la organización de tareas diarias. También puede ayudar a personas con discapacidades a realizar tareas que de otra manera no podrían hacer.
Al final, casi todo recaerá en la IA, confirmando que la dependencia de la tecnología cada vez nos hace más inútiles. Pero además, menos necesitados de otros humanos a quienes, sí teníamos recursos, podíamos delegar las tareas. Definitivamente, todo esto repercute en nuestra salud mental, creando pánico, ansiedad, angustia y una sensación inminente de desplazamiento.
Solo hay una cosa en la que una computadora nunca superará a un humano: los afectos… Sin embargo, mejor no decir nunca. Uno nunca sabe si en un futuro cercano será posible que alcancen tales niveles.