Por Paola Molina Noguera, Co-Fundadora de Todas con Voz
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el 30% de las mujeres que tienen o han tenido pareja han experimentado violencia de parte de éste, tanto física como sexual. En África, el Mediterráneo Oriental y Asia Sudoriental la incidencia es mayor, cerca del 37% y en América es de 30% aproximadamente.
El confinamiento derivado de la pandemia del COVID 19 ha encendido las alarmas en organizaciones de la sociedad civil, gobiernos y organismos internacionales ante el aumento de la violencia doméstica contra las mujeres, quienes por las condiciones actuales se ven obligadas a permanecer en sus hogares en compañía del maltratador y aisladas de poder visibilizar los riesgos a los que están siendo sometidas.
Los hogares lejos de representar un lugar seguro para las mujeres en muchos casos se están convirtiendo en el centro de la pandemia de la violencia doméstica, atendiendo a la propia definición del término pandemia; “enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región”, ya que los índices de abuso o maltrato contra mujeres y niñas ha aumentado hasta en 40% en algunos países.
Si bien 2020 parecía ser un año de un despertar en cuanto al reconocimiento y lucha por los derechos de las mujeres y de exigencias para que exista mayor protección de parte de los gobiernos y las instituciones que imparten justicia, los efectos de la crisis del Coronavirus han centrado la atención en enfrentar y minimizar los riesgos sanitarios que representa este virus en la vida de las personas, donde la agenda feminista pierde incidencia en la esfera pública y privada.
Sin embargo, aunque aisladas no podemos dejar solas a las víctimas, particularmente 24 de los 33 países de Latinoamérica tienen leyes contra la violencia doméstica, pero solamente 16 han tipificado penalmente el feminicidio, lo que debe conducir a sumar esfuerzos para resguardar la vida de quienes estén en situación de riesgo.
La Fundación Avon apoyada por Natura en América Latina lanzó la campaña #AisladasNoSolas para brindar herramientas para prevenir y combatir la violencia doméstica. Diversas organizaciones han puesto al servicio de las mujeres líneas de ayuda donde pueden reportar los casos, en Colombia por ejemplo el gobierno dispone de la Línea Púrpura para denunciar, y es que la realidad en ese país es que cada 23 minutos una mujer es víctima de violencia sexual.
Si bien los marcos legales existen, la crisis derivada del COVID 19 pone a prueba la efectividad de las mismas, en contextos donde ha imperado la impunidad, en los cuales los derechos están plasmados en el papel pero con escasas acciones para hacerlos respetar, sumado a una crisis económica donde el empleo y la independencia económica de las mujeres se ve afectada y que repercute directamente en el aumento de la violencia contra éstas por parte de sus parejas.
Artículo publicado en politicaguru.com