Por María T. Morales
El primer caso de COVID-19 en los Estados Unidos se informó hace 343 días. A casi un año, el país atraviesa el peor de los momentos de la pandemia.
Solo en las últimas 24 horas, las autoridades de salud reportaron 201 mil 555 nuevos casos confirmados y 3 mil 725 fallecidos.
El 21 de enero, el mundo aún no se imaginaba lo que estaba por llegar; apenas brotaron las flores en plena primavera, y las sonrisas debieron ocultarse detrás de un cubrebocas.
El mundo comenzó a tambalear mientras la pesadilla avanzaba de forma desenfrenada y los hospitales no daban abasto en muchas ciudades de la nación.
Cierre de escuelas, universidades, negocios, confinamiento, graduaciones a control remoto y hasta elecciones por correo electrónico o en modo autoservicio, se convirtieron en la alternativa en la búsqueda de frenar al enemigo oculto.
Hoy, a casi un año del primer caso de COVID-19, la nación vuelve a experimentar la fuerza letal de un virus que parece tomar más fuerza con la entrada del invierno.
Para el mundo de la ciencia, frenar la pandemia es un reto que ya ha costado muchas vidas de médicos, enfermeras y personal de servicio de salud en general.
En medio del incremento de casos, la campaña de vacunación avanza a cuentagotas.
En tanto, autoridades de salud hacen el llamado a la población a vacunarse contra la COVID-19.