Redacción Voz de la Diáspora
El Salvador – El síndrome de Mano, Pie y Boca, es una enfermedad viral común en la infancia causada por el virus Coxsackie. Este síndrome se caracteriza por la aparición de lesiones en la boca, las manos y los pies, y es altamente contagioso, especialmente en entornos escolares y familiares.
Este virus ha preocupado a padres de familia debido a la poca información pública que existe al respecto y los casos reportados en menores de edad, por lo que algunas instituciones educativas han suspendido actividades con la finalidad de prevenir contagios por dicho virus.
Incluso directores de instituciones educativas privadas y públicas, recomiendan a los padres de familia que si su hijo presenta algún síntoma asociado a la enfermedad, no los envíen a clases.
La transmisión ocurre principalmente a través de secreciones nasales, contacto con superficies contaminadas o el intercambio de objetos entre niños. Los síntomas iniciales incluyen irritabilidad, falta de apetito y fiebre leve a moderada que puede durar entre tres y diez días. Posteriormente, aparecen vesículas o ampollas en las áreas afectadas. Aunque generalmente es una enfermedad leve, en casos raros puede derivar en complicaciones graves como encefalitis o meningitis, especialmente en niños con sistemas inmunológicos debilitados.
Para prevenir el contagio, se recomienda:
- Evitar el contacto directo con personas infectadas.
- Desinfectar juguetes y superficies en guarderías y escuelas.
- Fomentar el lavado de manos frecuente en los niños.
Además, es importante asegurarse de que las piscinas estén correctamente cloradas, ya que el virus puede sobrevivir en aguas con bajo nivel de cloración.
No existe un tratamiento específico para este síndrome; el manejo se centra en aliviar los síntomas mediante el uso de acetaminofén para la fiebre, antihistamínicos en caso de picazón y enjuagues bucales suaves para reducir el dolor de las lesiones en la boca. Se aconseja mantener a los niños afectados en casa hasta que desaparezcan las lesiones para evitar la propagación del virus.
Aunque la mayoría de los casos son leves, el virus puede permanecer en el organismo hasta por dos semanas, por lo que es crucial continuar con las medidas de higiene incluso después de la recuperación.
El artículo enfatiza la importancia de la atención y prevención para evitar brotes en comunidades infantiles, destacando que, con las medidas adecuadas, es posible reducir la propagación de esta enfermedad.