Por José Eduardo Cubías Colorado
La «Generación Comprometida» y su ruptura con «El arte por el arte», con Ítalo López Vallecillos, promotor de la cultura. Habrá que preguntarse: ¿Cuál Generación y qué compromiso?.
Hablamos de la promoción literaria de 1950, de los poetas salvadoreños nacidos entre 1930 a 1933 y de su contrapunto a la postura del «Arte por el arte» de los escritores y poetas de las anteriores generaciones.
Según Ítalo López Vallecillos, «Generación Comprometida» supone comunicar e interpretar la existencia misma, el ser y acontecer en pleno sentido y de su cabal realidad. Literatura y Arte comprometidos, con el hombre, la sociedad, la historia, y especialmente con la vida, que es cambio, renovación constante.
En síntesis, la literatura comprometida, en su época, rebate las posiciones del «artepurismo».
¿A quiénes me refiero? A una pleya de poetas, poetizas y escritores, vinculados a la vida cultural de El Salvador, en su época de oro.
Sus nombres están grabados en la historia de la Literatura Salvadoreña: Álvaro Menéndez Leal, Waldo Chávez Velasco, Orlando Fresedo, Mauricio de la Selva, Irma Lanzas, Mercedes Durand, Eugenio Martínez Orantes, Ricardo Bogrand e Ítalo López Vallecillos.
Todas las obras literarias del Grupo de los 50s, sostienen y desarrollan la función social de arte en contraposición a los literatos y artistas que se ubican dentro del «Arte por el arte».
Todos, con raras excepciones, han denunciado con energía y valor las miserias de la sociedad salvadoreña. Esta actitud no sólo se refleja en poemas, cuentos, novelas y ensayos, sino también en murales, óleos y esculturas.
También los escritores y poetas que pertenecen las generaciones de 1956 y 1962, han demostrado una clara actitud de rebeldía hacia los intelectuales del pasado.
Entre ellos y ellas, merecen especial atención los miembros del Grupo Seis, reconocidos como los precursores de la interpretación social del arte. Figuran entre ellos: Matilde Elena López, Oswaldo Escobar Velado, Cristóbal Humberto Ibarra, y otros, cuyas obras comenzaron a sacudir la literatura salvadoreña.
La obra literaria de Roque Dalton, como poeta, merece un capítulo aparte.