El Divino Salvador del Mundo y las fiestas agostinas en El Salvador

La procesión recorre catorce cuadras que casualmente se acoplan a los catorce departamentos que conforman la República de El Salvador en donde el Divino Salvador del Mundo es el titular.

Por Ramón D. Rivas

El Salvador – La celebración de las fiestas agostinas en San Salvador no es solo un acontecimiento de carácter popular, se centra en el calendario litúrgico de la Iglesia católica.

El 6 de agosto es, según ese calendario, la celebración de la transfiguración de Jesucristo, significante acontecimiento ocurrido en el monte Tabor, en las tierras de Palestina.

La celebración se fundamenta en el relato bíblico que dice que, llegando Jesús al pie del monte, el Señor escogió a tres de sus discípulos: San Pedro, Santiago y San Juan, para que le acompañaran y fueran testigos de uno de los momentos más gloriosos en su vida como humano.

Al llegar a la cúspide del cerro, él —Jesús–Cristo—, se transfiguró de hombre a Dios; y el relato dice que sus vestiduras se volvieron radiantes como la luz y más blancas que la nieve, y una voz de lo alto decía: “Este es mi hijo amado, en quien tengo todas mis complacencias, a él escuchad”.

Este relato lo encontramos en el nuevo testamento en Mateo 17: 1-13 y Marcos 9:2 en adelante. Si nos remontamos a la historia nacional encontramos que, al fundarse la provincia de San Salvador, el Rey de España, como costumbre española, obsequiaba la imagen patronal y, en este caso, aquí en la catedral metropolitana, aún se conserva la imagen obsequiada por el Emperador Carlos V de Alemania y Carlos I de España.

La celebración se inicia, en lo que hoy es nuestro país, desde los primeros años de la Colonia, y posiblemente en sus inicios, como un acto de acción de gracias en el lugar conocido históricamente como Ciudad Vieja, muy cerca de La Bermuda.

Algunos referentes históricos apuntan a que durante la Colonia la festividad se celebraba con un desfile de carácter cívico-religioso.  Por el hecho de que en los primeros años no se disponía de una imagen patronal, se utilizó un banderín real que simbolizaba al rey.

En todas las provincias (colonias) se guardaba el banderín. No es hasta finales de 1500 —no se sabe exactamente la fecha— que llega la imagen, obsequiada por el emperador, del Divino Salvador del Mundo que se ocupa para la procesión de la transfiguración. Desde entonces hasta la fecha, la fiesta se celebra el 5 de agosto.

De acuerdo a informantes, “para representar el acto bíblico de la transfiguración la imagen que obsequió el emperador no se prestaba, ya que se trata de una bella talla de una sola pieza, lo que dificultaba colocarle la vestimenta requerida”.

No obstante, hay otros que afirman, —como es el caso Pedro Escalante Arce— que por esos años la iglesia de San Salvador se dedicaba a la Santísima Trinidad, no aun al Divino Salvador del Mundo.

A fines de 1777, y de acuerdo a la información proporcionada por don Nick Mahomar, presidente de la Asociación Cofradía del Divino Salvador, el artista y devoto don Silvestre Antonio García esculpe la bella imagen del Divino Salvador, que es la que ahora recorre en procesión cada 5 de agosto la ciudad capital.

Algunas fuentes dan fe que efectivamente, desde 1777, don Silvestre mismo se encargó del cuido de la imagen y la celebración de la fiesta. Esto lo llevó a cabo hasta su muerte en 1808, tres décadas después.

En el año 2009 se cumplieron 231 años de su muerte. Los miembros de la Asociación Cofradía del Divino Salvador honran su memoria recordándolo con respeto, agradecimiento y cariño. Desde la muerte de don Silvestre hasta la fecha siempre ha habido un grupo de personas organizadas en cofradías las que se han encargado en seguir adelante con lo iniciado por don Silvestre García. 

Algunos miembros de la cofradía también recuerdan los relatos que se cuentan sobre doña Dominga Mayora, que tanto celo y entusiasmo manifestó por la organización de la fiesta en las primeras décadas de 1800.  Doña Dominga fue una de las jefas de las Cofradía que recibió el mandato de continuar con la tradición y así, de generación en generación, hasta llegar a nuestros días. 

Se constata que a lo largo de los años la Asociación ha tenido diferentes nombres, pero todos se han centrado en el mismo objetivo. Desde hace ocho años se llama Asociación Cofradía, y también tiene como objetivo rescatar las tradiciones populares del centro histórico de San Salvador.

Importante es de reseñar que desde 1777 a 1963, la procesión iniciaba desde la iglesia El Calvario con destino a la Plaza de Armas (hoy parque Libertad) donde en la esquina se ubicaba el teatro Popular. Hoy en día están allí las ruinas del cine Libertad.

Era precisamente allí en donde se hacía la tradicional transfiguración. De dicho parque se dirigía después hacia la catedral metropolitana, casa del Divino Salvador, donde los bomberos bajaban la imagen del carro y un grupo de personas previamente seleccionados la recibía para introducirla a la catedral. Todo esto sucedía con la contrición del momento y la alegría del caso, y con la famosa frase: “¡Viva el divino Salvador!”.

Un informante comentaba que como la iglesia El Calvario en la topografía antigua quedaba más arriba de lo que hoy es el parque Libertad (aún hoy se puede observar este declive) de ahí le viene el sobrenombre de “La bajada”. En el lenguaje popular aún se tiene la costumbre de decir o preguntar si ‘vas a ir’ o ‘cómo estuvo la bajada’ para referirse a la ‘procesión del descubrimiento’.

Después de 1963, el arzobispo en turno, Monseñor Luis Chávez y González, decide, para darle mayor recorrido a la procesión, que la salida fuese de la basílica del Sagrado Corazón, ubicada en la calle Arce, que es de donde actualmente sale.

Un informante señaló que: “los calvareños, al ver trasformada su tradición, no dudaron en hacer el reclamo al señor arzobispo, quien, como en un gesto de desagravio, promete solemnemente que todos los 5 de agosto, por la mañana, el Divino Salvador del Mundo visitará la iglesia de El Calvario, promesa que todavía se cumple.

“La imagen es llevada a las ocho de la mañana a la iglesia El Calvario, donde es esperada y recibida solemnemente para después ser llevada en procesión hacia la basílica del Sagrado Corazón, donde, en la tarde, a las 4:00 p. m. en punto empezará su triunfal regreso a la catedral metropolitana y a su llegada hará su transfiguración”.

Hay quienes dudan de que la imagen fue donada por el emperador, ya que por el estilo y su ropaje dicen que no pertenece a la época.

No obstante, está confirmado que en el arte existen períodos de transición donde vemos influencias de antes y después. Por ejemplo, en el período renacentista vemos influencias de un período anterior que es el gótico; y en el renacentista vemos las primeras expresiones de un período posterior, que es el barroco; y eso también lo podemos comprobar en la cerámica prehispánica. Claro está que la imagen data de finales de 1500, y se encuentra en la catedral metropolitana de San Salvador.

Es importante mencionar que hasta el año 2000 se mantuvo, desde tiempos de don Silvestre, la tradición que el carro que trasportaba la imagen de nuestro patrono de la República tuviera una altura de entre 17 y 20 metros.

No obstante, después del año 2000 esta tradición fue modificada, ya que en esa época se colocaron los famosos “semáforos inteligentes”, y las autoridades de tránsito de la época no autorizaron moverlos y así poder dar paso al histórico carro.

Hoy en día se hace el mismo recorrido de años anteriores, con la diferencia que el carro, o anda, donde es trasportada la imagen es cargada por 45 hombres que se relevan cada cuadra, participando 14 cofradías que vienen de diferentes puntos de la República. 

La procesión recorre catorce cuadras que casualmente se acoplan a los catorce departamentos que conforman la República de El Salvador en donde el Divino Salvador del Mundo es el titular.