Juan Carlos Rodas del Castillo/Analista
Opinión – Bolivia en estos días recibió un fuerte sacudón, la Calificadora de Riesgos Fitch Ratings, rebajó de “B-“ a «CCC” la deuda bonos soberanos, dentro la escala “sin grado de Inversión”, de seguridad “variable” a ”vulnerable”, señalo que es “raro” que los bonos de un país obtengan una calificación tan baja.
Hace 17 años el MAS se lanzaba a las presidenciales, despertó gran expectativa y esperanzas entre amplios sectores sociales, indígenas, sino también entre sectores de clase media y acomodadas; la población estaba cansada de “gallos” y “culito blancos”, supieron aprovechar el descontento de alta corrupción, de los 500 mil nuevos empleos incumplidos, ampuloso aparato gubernamental, pésimas privatizaciones, contratos laxos a favor de capitalizadores y duros para los bolivianos, y ahí apareció Evo, que en campaña también prometía luchar contra la corrupción, contra la pobreza, contra el ampuloso aparato estatal, que recortaría gastos superfluos, ministerios, secretarías, vehículos oficiales, publicidad desmedida, que eliminaría los gastos reservados y más cosas, engatuzó a los votantes, haciendo creer que él era el indicado a poner las cosas en orden, que haría lo que nadie por el país, gran expectativa internacional, obtuvieron más del 53% de votación.
sin embargo, en su discurso de posesión mostró ya sus verdaderas intenciones y resentimientos, ya en gobierno fue develándose, mientras él gobernaba Bolivia, a él le gobernaba el Foro de Sao Paulo o Puebla (Cuba, Venezuela y los otros), que su verdadero libreto no era Bolivia, eran los dictados del Foro que a hoy continúan implementándose a pie puntillas con el gobierno de Arce, en su disfrazado afán de luchar contra el neoliberalismo siguen llevado al país a una desintegración de los valores morales, sociales y de su precaria economía; los escolares, juventud y más de una generación creen que militar en el partido gobernante, bloquear y tomar ejemplo de cómo actúa la justicia con Achacollo, Zapata, puentes y caminos caídos a días de inaugurado, Fondo Indígena, CAMC, Barcazas chinas, Quiborax, Catering, Neurona, 33 camiones, etc., asumen que la corrupción es el camino para salir de pobre o hacerse de recursos; aquellos que debería velar por la justicia dan injusticia, si en la época de dictadores eran las bayonetas que intimidaban y encerraban, ahora es la disfrazada de justicia la que hace ese papel.
Hubieron muchas promesas como la industrialización de los hidrocarburos, que seriamos el centro energético de la región, se está acabando y estamos pasando al bando de los importadores; un país seguro, campea la inseguridad ciudadana, hay más temor a la policía que sentirse protegido; mejorar el sistema de salud, hay escases y falta de medicamentos, colas de madrugada para consultas, falta de personal médico, como si sobraran, los quieren jubilar antes de tiempo; que habría transparencia en todo, hoy somos unos de los países más corruptos del mundo; empleo, el 87% es informal y precario, muestra clara, dese una vuelta en las noches por El Prado de La Paz, para el gobierno eso es trabajo; prometieron luchar contra el narcotráfico, echaron a la DEA, aumentaron las hectáreas permitidas para sembrar coca, estamos catalogados como narco estado, se multiplicó el narcotráfico, toneladas de droga se incautan en el mundo, gran porcentaje son provenientes de Bolivia, hay ajuste de cuentas y muerte entre carteles en el oriente del país, unas cuantas incursiones en el Chapare donde el “man” es Evo Morales, se descubren grandes fábricas de cocaína, al estilo Irán Contras, el narcotráfico se convirtió en el cajero para Venezuela, Cuba, Nicaragua y del Foro, desde hace 17 años es muy sintomático el incremento del narcotráfico en Bolivia, los grandes compromisos con el narcotráfico y presiones hacen la tanta y tanta insistencia por regresar una y otra vez al gobierno.
Arce en campaña; que reactivaría la economía y el aparato productivo, que promovería empleo digno y adecuado para los jóvenes profesionales y población en edad de trabajar, tendríamos soberanía económica, fomentaría el desarrollo económico y preservación de la estabilidad macroeconómica, su meta para el 2025 es un PIB cercano a 60.000 mil millones de dólares, o PIB per cápita de 5.000 su$ (?), garantizar la sostenibilidad de la deuda pública.
Empero, como está a hoy el país; Reservas (RIN) al 31/dic/23, 1.709 millones (us$, 1.566 en oro y solo 166 millones en divisas), los últimos años caída de divisas (2020, us$ 2.386 MM; 2021, us$ 1.648 MM; 2022, us$ 709 M; 2023, us$ 166 M), a febrero/24 es una incógnita, antes cada viernes se disponía de esa información. Endeudamiento, (ANF) a nov/23 la externa llegó a 13.512 millones de us$ (28,9% del PIB) y la interna 18.407 millones de dólares.
Cada boliviano debe a razón de us$ 1.108.00 por este endeudamiento, además la tendencia al es creciente a la subida, el gobierno tiene cifradas esperanzas en nuevos préstamos en 2024 por 4.187 millones de dólares e interna por 11.000 millones de sus$, empero, no será fácil por la calificación de riesgo país, se hace cuesta arriba la emisión de nuevos bonos, también le resulta difícil a Arce ir contra su doctrina izquierdista acudir al FMI, los préstamos no son a fondo perdido ni obsequios.
La banca raciona el acceso a dólares; según EL PAIS de España, las divisas no alcanzan ni para cubrir un mes de importaciones del extranjero. Por la desconfianza que genera el mismo gobierno, la población, empresas, bancos, etc., comenzaron a demandar inusitadamente dólares a manera de protegerse de posibles crisis tipo 1985 (UDP), es lo que se hace en épocas de crisis, resguardarse en oro o divisas, que desde ya es más sólida que la moneda boliviana, ocasionó la especulación vía mercado negro con fuerza como allá por 1985, ayer 1 su$ por Bs 8,50, siendo una devaluación de facto de 22,13% con tendencia a trepar inclusive a 10 a fines del 2024 dadas las condiciones actuales en que se encuentra la economía, el gran el olfato de la población que ya pasó por estas experiencias dicta que al parecer se avecina una época de vacas flacas. En 2023 las importaciones fueron mayores que las exportaciones por su$ 584,7 millones (ANF), sobre todo por la debacle de los hidrocarburos, creando la necesidad de importar carburantes cada año por su$ 3.000 millones de dólares (La Razón).
El gobierno busca fuentes de divisas, una es de la población, los bancos no pueden vender a precio mayor al del cambio oficial, entonces apareció las “comisiones” que oscilan entre 15 y 27% sobre lo demandado, ya afectó la capacidad de compra de importadores por el volumen que demandan para importar, las farmacéuticas y transporte ya se pronunciaron al respecto, seguro en los días se sumaran más sectores a esta preocupación; afectará la disponibilidad de medicamentos e instrumental médico, los repuestos automotores también se verán afectados, los proveedores del extranjero pueden suspender envíos por falta de pagos, el mayor problema es el de gasolina y diésel, por falta de divisas es que vayamos acostumbrándonos a hacer largas filas, todo viene sobre ruedas, ello podría desembocar en subida de casi todos los productos, como el autotransporte ya viene amozando. La inflación en cifras del gobierno está en 3%, pero no condice con lo que las amas de casa y el consumidor paga en el mercado en general, Bolivia está al borde de la bancarrota, se viene época de vacas flacas, el ciclo de cada 30 años llegó con meses de retraso.
A nuestro país le resulta muy difícil crecer y arrancar al crecimiento, esto lo vamos arrastrando ya casi por 200 años, debido fundamentalmente a la calidad de los políticos y gobiernos, es la deficiente formación en valores morales y académicos que tienen, haciendo que tomen decisiones herradas y reñidas con la honradez, no piensan en sentido país, piensan en modo partido político y amigos, usan el gobierno para mantenerse en el poder y usufructuarlo, reparten cargos haciendo crecer el aparato estatal de manera desmedida a fin de cumplir con sus votantes y tenerlos comprometidos.
No se da seguridad jurídica a los inversores ni estabilidad social, existen altos niveles de corrupción y delincuencia, esto no haces atractivo a los inversores extranjeros o nacionales, además no es política del gobierno la sana competencia, prefiere el monopolio que termina en pésimos resultados, como el caso de BOA, se mal aprovechó la bonanza del gas, no se genera valor agregado a nuestras materias primas, reclamo de décadas, a los empresarios nacionales no se les da la condiciones para reinvertir en el país, llega a cuenta gotas las inversiones privadas, el gobierno las ahuyenta por la falta de seguridad jurídica y estado de derecho; en Asia y Europa hace tiempo se dio un abrupto crecimiento, esto ocurrió cuando comprendieron que atendiendo infraestructura caminera, ferrocarrilera, salud, educación y asociaciones estado-privados eran las llaves del progreso.
- El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Voz de la Diáspora.
- Juan Carlos Rodas Castillo es autor, entre otras publicaciones, del libro: “193 años de subdesarrollo, análisis y propuestas a la problemática de Bolivia”.