Por Deysi Peña
Desde pequeño jugó con la arena negra de la costa del Puerto de La Libertad y ahora se ha convertido en un experto escultor, y viajará a Egipto para representar a El Salvador en el Foro Mundial de la Juventud (World Youth Forum), que realizará entre el 1 al 12 de diciembre 2019.
Nicolás Francisco Tomás Javier Méndez Avilés, de 38 años, ha logrado modelar con sus manos la arena hasta obtener esculturas dignas de ser admiradas. El artista también es profesor de Matemáticas, graduado de la Universidad Pedagógica de El Salvador, y sus estudios de bachillerato los realizó en el Colegio Santa Cecilia, de Santa Tecla.
El escultor salvadoreño se sometió a un proceso estricto y presentó una serie de requisitos que le permitieron clasificar entre los mejores del mundo. Su hoja de vida y las fotografías en eventos locales e internacionales le dieron el pase con gastos pagados para exponer su trabajo en un evento mundial.
La ceremonia de clausura será el 17 de diciembre, donde se tiene previsto la participación del presidente de Egipto, Abdel Fattah el-Sisi, así como artistas y escultores invitados de gran trayectoria.
Los organizadores del evento tienen previsto que los participantes conozcan los lugares más representativos y turísticos de Egipto.
Para Méndez Avilés, el proceso no ha sido fácil. Para obtener la visa, viajó a Guatemala, donde está la embajada más cercana de Egipto, para entrevistarse con el embajador de ese país. Además, agradece a sus amistades que le han apoyado, en particular a sus ex compañeros de estudio, quienes le han pagado los gastos de la visa, ya que no ha contado con el apoyo de ninguna institución gubernamental o privada que lo respalde.
El entusiasmo por vestir el azul y blanco y representar a su país, lo mantienen positivo y con mucho ánimo para demostrarle al mundo que en El Salvador hay artistas con gran talento en artes plásticas.
Quién diría que los paseos con su abuela a la playa de Conchalío, en el puerto de la Libertad, cuando Méndez Avilés apenas tenía cinco años, se convertirían en su escuela de auto formación. “Yo aprovechaba para hacer bolas de arena y la simulación de castillos, entre otras cosas que se me ocurrían”.