Redacción Voz de la Diáspora
La educación superior en América Latina vive una encrucijada histórica. Mientras miles de jóvenes optan por certificaciones digitales que prometen empleabilidad inmediata en áreas como programación, análisis de datos e inteligencia artificial, las universidades enfrentan el desafío de demostrar que siguen siendo relevantes en un mundo laboral que cambia más rápido que sus planes de estudio.
La situación es crítica. Evaluaciones regionales evidencian bajos desempeños en matemáticas y lectura, mientras que países como Panamá registran una tasa de desocupación del 9.5% y una informalidad cercana al 50%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo INEC. En paralelo, la demanda de habilidades está cambiando un 66% más rápido en los roles más expuestos a la IA, lo que obliga a repensar los modelos educativos de manera urgente.

“La transformación tecnológica ya no es un debate, es una urgencia impostergable. El Foro Económico Mundial advierte que de aquí al 2030 se crearán 170 millones de empleos, pero se perderán 92 millones, en gran parte por la automatización y la inteligencia artificial. Eso significa que el futuro del trabajo se está escribiendo hoy, y las universidades de América Latina deben rediseñar sus carreras hacia modelos híbridos, interdisciplinarios y con fuerte integración digital, de lo contrario condenarán a sus egresados a la irrelevancia laboral. Es el momento de pasar de diagnósticos a acción: actualizar currículos, invertir en competencias digitales y forjar alianzas con empresas tecnológicas para asegurar que nuestros jóvenes no solo tengan títulos, sino también empleos de calidad en un mercado que cambia a velocidad exponencial”, afirmó la Dra. Adriana Angarita, CEO de SénecaLab.
La inteligencia artificial ya está transformando la educación a través de la analítica predictiva, capaz de anticipar la deserción estudiantil, y el aprendizaje adaptativo, que personaliza las rutas de conocimiento para cada estudiante. Pero esta revolución depende de una condición clave: contar con datos confiables y estandarizados.
En Panamá, por ejemplo, existen más de 37 instituciones de educación superior, pero la fragmentación de la información impide contar con reportes validados que sustenten decisiones de política pública y de inversión. Sin certeza estadística del talento, la región pierde atractivo frente a las multinacionales que buscan capital humano calificado.
Ante este panorama, emergen soluciones diferentes que están apostando a aportar a las Universidades esa agilidad que el propio sistema les impone. Es el caso de SénecaLab, empresa panameña reconocida por Forbes Centroamérica como una de las promesas de innovación de la región, que ha acompañado a instituciones en el rediseño de programas académicos, con más de 30 nuevos pregrados y posgrados validados por el sector productivo y se posiciona como un aliado estratégico para las universidades latinoamericanas, integrando ágilmente innovación académica, transformación digital y cultura de datos.
Bajo este mismo principio de agilidad con propósito, SénecaLab ha liderado procesos de transformación digital y analítica de datos, optimizando la gestión académica con modelos predictivos que mejoran la retención y la empleabilidad, así como la capacitación docente en nuevas tecnologías, fortaleciendo competencias digitales para integrar inteligencia artificial y herramientas emergentes en la enseñanza.
Este “know how” proviene también de experiencias en la gestión del conocimiento en proyectos internacionales, con el Banco Interamericano de Desarrollo BID y la creación de planes estratégicos basados en datos.

“Entendemos que los desafíos actuales de las universidades no son solo institucionales, sino sistémicos. Nuestra misión es acompañarlas para que puedan moverse con agilidad, incluso dentro de estructuras que aún no cambian al ritmo del mundo. Apostamos por ayudarles a construir una propuesta académica más flexible, pertinente y tecnológicamente integrada, que anticipe el futuro y no lo persiga. La clave está en actuar ahora, mientras el sistema se adapta, y demostrar que es posible innovar sin perder identidad ni propósito educativo”, señaló la Dra. Adriana Angarita, CEO de SénecaLab.
El futuro de la región no se definirá solo en las aulas, sino en la capacidad de sus universidades para anticipar cambios y convertir datos en decisiones estratégicas. La creación de sistemas de información robustos y un Sistema de Información de Educación Superior SIES, no son un lujo, sino un requisito para sostener la empleabilidad, atraer inversión extranjera y construir un desarrollo sostenible.
La pregunta es clara: ¿Y si el futuro de la educación no dependiera de tener más recursos, sino de atreverse a vincular a quienes pueden amplificar nuestro propósito con tecnología, datos y nuevas formas de pensar?”
Más información: www.senecalabonline.com