La Covid-19 obligó a las familias a abandonar las tumbas de los difuntos. Foto: Cortesía.
Por Reynaldo Barraza

El Salvador – El 2 de noviembre como tradición salvadoreña, muchas personas llegaban a enflorar o a visitar las tumbas a los cementerios de sus seres queridos que ya fallecieron, pero en estos últimos años ha sido diferente, las lápidas de los cementerios están “olvidadas”, lucen solas y deterioradas.

Una de las pocas visitantes, fue Josefina Pérez, quien se encontraba enflorando a su querido esposo, explicó que: “me siento triste al ver las tumbas desoladas, sin que nadie les de un cuido y sin que nadie se preocupe por
ellas”,  así recalcó Josefina y dijo que nunca dejaría de recordar a sus seres queridos y es por eso que cada 2 de noviembre acude al cementerio general de Las Isletas.

Para muchos salvadoreños, es doloroso ver las tumbas “olvidadas” por esos familiares que cuando las personas estaban en vida las querían mucho, las apreciaban e incluso no querían que fallecieran, pero ahora que lamentablemente ya no están pasan a ser unas “tumbas olvidadas”.