Por Rocío Rivas
En Seúl, la capital de Corea del Sur, todavía se encuentran lugares que pueden transportar a sus visitantes hacia la época de la dinastía Joseon (1392-1910), el último reino de Corea.
Uno de estos lugares es el Palacio Gyeongbokgung, que ostenta alrededor de 600 años de historia.
Al medio día, justo en la puerta principal, está la guardia real. Los guardias, vestidos con sus uniformes tradicionales, muestran como en la antigüedad, protegían el Palacio Gyeongbokgung.
Al ingresar al lugar, quedan atrás los modernos edificios de oficinas y se pueden disfrutar los lugares en donde se realizaban las ceremonias oficiales, donde los funcionarios rendían los informes matutinos al rey, las residencias de la madre del monarca, de la reina y los estanques de flores de loto del palacio.
La belleza arquitectónica de las pagodas no es la única ventana hacia el pasado, mujeres y hombres vestidos con elaborados Hanbok dan la sensación a los turistas de estar caminando a la par de la realeza, de los nobles o de los letrados del último reino de Corea.
Estas ropas tradicionales, generalmente, son alquiladas en las tiendas aledañas y quienes las portan pueden entrar gratuitamente para disfrutar de este palacio que se ha convertido en uno de los puntos de interés turístico más visitados de Seúl.
El palacio abre sus puertas de 9 de la mañana a seis de la tarde. Los martes es el único día que permanece cerrado. Los visitantes vestidos con Hanbok son exonerados de los tres mil wones que cuesta la entrada. (Fotografías :Rocío Rivas )