
Por María T. Morales
El muro fronterizo en El Alamo, Texas se convirtió hoy en el testigo mudo de la “guerra” sin cuartel que Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, declaró hoy a quien será su sucesor a partir del próximo 20 de enero.
El mandatario apareció públicamente hoy, sin ningún remordimiento, a seis días que sus seguidores invadieran el Capitolio en Washington DC, dejando como resultado cinco muertos y decenas de heridos.
A diferencia de Melania Trump, la primera dama, quien lamentó, de alguna manera los hechos, Trump dijo que todo lo que él hizo en la masiva protesta, previo a la toma del Capitolio, fue “apropiado”.
No lamentó los muertos, tampoco heridos, ni mucho menos el pánico que vivieron cientos de personas quienes quedaron atrapadas en el edificio del Capitolio tras la invasión de sus seguidores.
Al contrario, para el mandatario, quienes están provocando más peligro y daño a la democracia, son los Representantes quienes buscan declararlo no apto para ejercer y enjuiciarlo, para que responda por los hechos.
Dijo que la Enmienda número 25ª de la Constitución que establece la inhabilidad para ejercer la presidencia, representa “cero riesgos” para él.
“La 25ª. Enmienda no tiene ningún riesgo para mí, pero volverá a perseguir a Joe Biden, y al gobierno de Biden”, dijo el mandatario, agregando “ten cuidado con lo que deseas”.
Hasta el momento, la Cámara logró votar una resolución que pide a Mike Pence, Vicepresidente, que convoque al gabinete e invoque la enmienda numero 25ª para destituir al mandatario, a escasos nueve días del fin de su periodo.
Trump confía en que Pence no lo hará, por lo que todo indica que los Representantes votarían para sentarlo en el banquillo de los acusados y llevarlo, a lo que sería, el segundo juicio político para el mandatario.