Voz de la Diáspora
Tecnología – A día de hoy, el rodio es el metal natural más valioso del mundo, con un precio de mercado cercano al medio millón de euros el kilogramo, diez veces más caro que el oro y catorce veces más que el platino.
El aumento de la demanda de rodio está muy relacionado con la búsqueda de tecnologías eficientes y no contaminantes: es la base, por ejemplo, de la fotosíntesis artificial.
Sin embargo, la Tierra no entiende de mercados ni remedios, y no lo pone fácil. El rodio sólo existe en lugares muy contados del planeta, regiones geológicamente únicas, en las que miles de millones de años antes de que el humano viajara en vehículos contaminantes las grandes masas continentales se resquebrajaron. Por esas grietas ascendió el rodio.
El precio del rodio se ha multiplicado más del 3 000% en este lustro. Si a inicios del año 2017 el kilogramo de rodio se cotizaba a 21 500 euros –entonces el oro le superaba con un precio de 36 000 euros–, se alcanzó un récord histórico de 822 000 euros en abril de 2021.
Los estudios más recientes prevén que esta escalada de precios continúe en un futuro próximo debido al aumento de la demanda de este metal para nuevas aplicaciones tecnológicas, principalmente relacionadas con la búsqueda de soluciones sostenibles.
En el mundo se consumen en torno a 32 toneladas de rodio al año. El reciclaje industrial del rodio es posible, y económicamente viable, pero ocupa solamente 9.5 toneladas. De tal modo que la extracción de fuentes naturales primarias es aún necesaria para cubrir el resto de la demanda.
Aproximadamente el 80 % de la producción anual de rodio en el mundo se destina a la fabricación de convertidores catalíticos y catalizadores para vehículos de bajas emisiones. En estos componentes incorporados al sistema de escape, el rodio –a menudo conjuntamente con el platino y el paladio– reacciona con gases contaminantes generando gases nobles o inertes menos nocivos. Por ejemplo, los óxidos de nitrógeno (NOₓ) son transformados en nitrógeno molecular (N₂) y oxígeno (O₂); estos son gases inocuos que se encuentran de manera natural en el aire que solemos respirar.
El rodio es la base de la tecnología revolucionaria de fotosíntesis artificial. Su capacidad para catalizar reacciones de fotosíntesis artificial en micropaneles solares es mucho mayor que la de otros componentes y permite la transformación de luz solar, agua y carbono del aire en hidrógeno que puede usarse como combustible.
El alto precio del rodio no sólo se debe a su naturaleza insustituible para la tecnología y nuestra limitada capacidad de reciclaje, sino a su escasez en la corteza terrestre, donde se encuentra en concentraciones extremadamente bajas, que raramente superan los 0,001 gramos por tonelada de roca.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.