Por Paola Molina Noguera, Co-Fundadora de Todas con Voz
Aunque el racismo como doctrina ideológica es prácticamente inexistente o carece de fuerza, las actitudes racistas son más comunes de lo que pensamos.
Reducir el racismo al color de piel es prácticamente trivializar su concepto. El asesinato de más de 6 millones de judíos durante la segunda guerra mundial por parte de los nazis, es un claro ejemplo de cómo el odio y el no reconocimiento hacia el otro se impone sobre religiones, culturas, orígenes, idiomas, etc, en este caso se consideraba a la raza aria como pura y superior.
En muchos países se discrimina al extranjero basados en su origen, no es lo mismo ser un migrante suramericano o centroamericano en México, que ser un migrante europeo en el mismo territorio. Por lo tanto, el racismo en estos casos se puede expresar a manera de xenofobia o aporofobia, esta última que es un rechazo tanto por el origen como por la clase social del extranjero.
No hay conciencia generalizada de los diferentes tipos de racismo, por lo que una persona que siente rechazo o indignación a que se pretenda tratar a otro a modo de esclavo, se discrimine por su color de piel o que se aborden los temas raciales como en la época de la conquista, no está exenta de manifestar prácticas racistas en otros contextos.
La ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados) tipifica el racismo de la siguiente manera:
Aversivo, lo emplean personas que están abiertamente en contra del racismo. Las actitudes se producen mediante la distancia con la otra persona, falta de empatía o mostrando frialdad.
Etnocentrista, está basado en la superioridad cultural del propio grupo, por lo que este asume que otros grupos diferentes suponen una amenaza cultural, hay rechazo de costumbres, creencias, comportamientos, religiones o lenguas de otros grupos étnicos.
Simbólico, aboga por el derecho a ser iguales, pero con matices, provoca una segregación cultural entre los distintos grupos, lo que a su vez produce distanciamiento entre sus miembros.
Biológico, es el menos tolerante; entiende que una raza es biológicamente superior a las demás, que amenazan con degenerar la raza que es considerada principal y hasta apuesta por la segregación física.
El homicidio de George Floyd ha abierto la discusión del tema del racismo nuevamente, no solo por lo que implica su vil asesinato, sino porque deja abiertas las actitudes racistas que aún prevalecen en nuestras sociedades, donde se lleva con ligereza discriminar en función de origen, sexo, posición económica, cultura, idioma, en muchos de los casos quien lo promueve no ha internalizado que entra en la categoría de “racista”.