Por Juan Carlos Rodas Del Castillo – Analista
Desde la existencia misma del ser humano, este siempre buscó mejores oportunidades para su calidad de vida, el hambre fue el principal motor que obligó a traspasar límites buscando bienestar y sustento para él y su familia. En la actualidad y posteriormente, aun seguirá este comportamiento innato en el carácter humano.
A hoy, la migración es un fenómeno repetitivo y acentuado que sufren países latinoamericanos, pero ya con métodos y metas actualizadas a tiempos modernos. Se aprecia a diario oleadas de migrantes en los cinco continentes, todos ellos escapando de situaciones económicas precarias, situación política insostenible, falta de libertad y pensamiento, buscando mejor porvenir y estabilidad laboral. En este cambiar de destinos, el boliviano se ve obligado a mirar más allá de sus fronteras, pues nuestros países andan sumidos en el subdesarrollo, como país nos acercamos a 200 años de vida, avanzamos muy poco, siendo la pobreza y la escasez de fuentes de empleo el común denominador en Centro y Suramérica.
En una ocasión me topé en el transporte público con una joven, la noté preocupada, con cara de decepción, la abordé preguntándole a que se debía su preocupación, me respondió: “estoy indecisa en cursar o no una maestría, es costosa, pero no sé si valga la pena invertir en más conocimientos hoy en día”; pregunté y respondí, ¿por qué?, “si eso lleva a mejores oportunidades, mejores sueldos, mejores puestos, es una gran satisfacción personal y familiar”, su respuesta fue la siguiente y comparto con ella su opinión, “hoy en día en el país no se valora el sacrificio y formación profesional de la juventud”, me citó ejemplos, “en cargos gerenciales y jerárquicos en muchas instituciones ponen gente que no tienen sólida formación profesional, o no son formados en el ramo que requiere un puesto, muchos no tienen título extendido por una universidad, otros ni cursaron aulas universitarias, menos maestrías, entonces, como voy a pretender estudiar más, sino me servirá, no me darán un lugar conforme a mi capacidad y formación profesional, al final será una mala inversión, creo es mejor jurar al partido político que hoy gobierna para tener un puesto seguro, y tendré que resignarme a eso, o dedicarme al comercio informal”, “en otros países te valoran, te dan un lugar conforme la formación académica, allá vale la pena estudiar más y llegar hasta doctorados, en nuestro país todo es al revés, estoy harta, si pudiera irme de aquí, lo haría, por qué cree que hay tanta fuga de cerebros, por eso nuestro país no progresa”. Esas fueron sus palabras, dejé a la joven con la promesa transmitir su pensamiento en una Columna como esta. Esta disyuntiva de la joven seguramente muchos jóvenes la vivieron en el país, millones diría a lo largo de nuestra América morena.
Lamentablemente en nuestro medio es más valorada la militancia política, si hiciste campaña política de choque y enfrentamiento corporal, sumas más puntos, y eso te sitúa en mejores posibilidades para tener un puesto de trabajo, hasta excelente; aunque no tengas formación profesional o si cursaste aulas, te pones por encima de personas y jóvenes que cuentan con título universitario, con maestría o doctorados, allá donde se requiere profesionales con formación académica.
En el país corazón de Suramérica, el aparato productivo, industrial y tecnológico es muy reducido e insipiente, aparte de ello, nuestros gobiernos se dan a la tarea de reducir el aparato productivo a nombre repartir más igualitariamente los pocos ingresos que se tiene, impulsando la reducción de la inversión privada y el aparato productivo, con ello reduce también las fuentes de empleo estables, en ese sentido, fruto de las políticas de los últimos años, en la actualidad 8 de cada 10 trabajadores están en el área informal, o sea el 84,9% de la fuerza laboral total, de estos, un alto porcentaje no cuentan con prestaciones laborales que les asegure una pensión para su vejez por su condición de informales. También apreciamos esa misma tónica en todos los países latinoamericanos, por ejemplo, en Guatemala 79,00 %, El salvador 69,1%, Paraguay 68,9% de los trabajadores están en la informalidad. Según la base de datos de la OIT, la fuerza laboral informal representa más de la mitad del total de personas empleadas en al menos nueve países latinoamericanos, considerando solo datos disponibles desde 2019, por ejemplo, en Perú, se estima que un 68,4% de los trabajadores son informales ese año, en Argentina un 49,4%; no así en Uruguay y Chile, donde alrededor de una cuarta parte de los empleados ejercen actividades remuneradas en el mercado laboral informal.
Políticas económicas y de educación equivocadas en el país, son caldo de cultivo excelentes para la FUGA DE CEREBROS, países tercermundistas y pobres son los más proclives a este fenómeno, siendo los países desarrollados y más adelantados los receptores de capitales, intelectuales y profesionales calificados. ¿Nuestros gobernantes no piensan en este tipo de problemas que aquejan a la población y juventud? ¿Por qué no desarrollar políticas ambiciosas para mejorar la economía de nuestros países, hacerlos atractivos para su población y la permanencia de esos cerebros y sean también quienes aporten al desarrollo de sus naciones?
La falta de reconocimiento y valoración al estudio, formación académica y la falta de fuentes de empleo, hacen que muchas personas no puedan acceder a puestos de empleo expectables, esto hace que se opte por pensar en “fugar su cerebro”, allá donde pueda ganar un buen sueldo y reconozcan sus capacidades profesionales. En Bolivia, muchos estudiantes desde jóvenes sueñan con salir a otro país, van pensando en formas de salir, sueñan con un mejor futuro, en oportunidades, pues vieron cómo sus padres vivieron épocas duras, de escases de fuentes de empleo y mal pagados, los más, se vieron obligados a entrar en esos 84,9% de trabajadores informales, gran mayoría de ellos ganan para comer en el día, en comercios ambulantes o no, atestando las calles de las principales ciudades, convirtiéndolas en mercados persas. Otro tanto de jóvenes de clases más acomodadas, ven, que, de acuerdo a su modo de vida, el país no les ofrecerá grandes posibilidades de calidad de estudio, profesionales y económicas, ellos tienen más posibilidades y medios para salir, y lo hacen vía universidades extranjeras o cursar una maestría.
Bolivia continúa “exportando” profesionales muy calificados, contribuyen al crecimiento de otras naciones, porque no encontraron cobijo adecuado en el nuestro. Desde hace décadas y muy acentuado estos últimos 15 años, es escaso o casi nulo el apoyo gubernamental al profesional boliviano, por ejemplo, en el campo de la medicina, por la calidad de enseñanza que se imparte en Bolivia, para nuestros médicos, no les es difícil encontrar un buen puesto en el extranjero, o con sus propios medios pagarse especialidades fuera del país y emigrar, allá los valoran muy bien y les invitan a quedarse, actualmente muchos ocupan jefaturas de servicio, en puestos de altas especialidades médicas, muchos están en Estocolmo, Madrid, Brúcelas, Berlín, Roma, Milán; en California, Nueva York, Washington, Texas; los hay también en Brasil, en México, Argentina, Chile y otros; no solo a médicos, en otras profesiones ocurre algo muy similar, por el trato respetuoso acordé a su calidad y basto conocimiento profesional y paga acorde a las responsabilidades, una gran mayoría no desea regresar al país.
Por la aguda falta de puestos de empleo formales, los aparatos administrativos del Gobierno Central, Gobernaciones y Municipios, se han convertido en una de las pocas y seguras fuentes de empleo, construyendo en ellos una masa de votantes “in crescendo”, como un medio de mantener el poder, haciendo crecer de manera desproporcional la burocracia y en gastos que no son inversión, este es otro de los factores que empuja a la juventud y profesionales a buscar canales para emigrar.
El 2015, el estado seleccionó de 300 científicos bolivianos radicados en 33 países, a 50, ellos viven y trabajan en grandes empresas y países del mundo, hubiera sido digno que ellos estuvieran en nuestra tierra trabajando, impulsando y creando ciencia, disfrutaríamos de sus avances y altos conocimientos, y que ellos fueran reconocidos, lamentablemente, el estado no da las condiciones para que regresen, y continua la fuga de talentos, siendo otra de las razones para nuestro subdesarrollo anacrónico. El denominado I Encuentro de Científicos Bolivianos en el Exterior, fue impulsado por el gobierno ese año, con el objetivo de una “Liberación” Científica Tecnológica de Bolivia respecto a los países industrializados, en ocasión de la presentación del Plan de Desarrollo 2016-2020 del Gobierno de entonces, lamentablemente quedó en nada, es un discurso más de muchos de esta nueva oleada que aqueja a Latinoamérica.
Una encuesta realizada a miembros la clase media, revela que dos de cada tres bolivianos en el país, tienen al menos un pariente viviendo en el extranjero, de ese total en España (54%), EEUU 15%, Argentina 14% Brasil 3%, etc. Luis Moreira, un boliviano radicado desde hace 30 años en Argentina, decía: “Si los bolivianos en el resto del mundo pudiéramos votar, elegiríamos al presidente por mayoría”, dijo refiriéndose a la gran cantidad de migrantes que hay en el extranjero. Sólo en Argentina se estima que existen 1.500.000 bolivianos, de los cuales unos 850.000 están en capital y el gran Buenos Aires.
Hubo un Einstein, austriaco, que, por falta de estabilidad política y laboral en su país a causa de la segunda guerra mundial, se vio obligado a dejar su país. En nuestro país tenemos al eximio violinista internacional Jaime Laredo, a la virtuosa pianista Ana María Vera que seguro si a estos dos músicos de talla mundial el país les hubiera ofrecido condiciones adecuadas, hubieran desarrollado y realizado su vocación en el país, y vivirían entre los nuestros. El profesor Jaime Escalante que no encontraba futuro y condiciones en nuestro país para transmitir sus conocimientos, tuvo que marchar también al norte. El Servicio Postal de Estados Unidos honró a este eximio boliviano, en el país norteamericano este reconocimiento es un honor reservado sólo para personalidades o iconos relevantes para la historia y cultura de esa nación, él ya es una leyenda de la enseñanza, cuyo trabajo de profesor de matemáticas allá, inspiró la película de 1988 “Stand and Deliver”, “Con ganas de triunfar”, traducido al español, enseñó en Garfield High School, en Los Ángeles, entre los 70s y 90s, se ganó gran reputación por su manera de enseñar, decía a sus estudiantes, que en gran parte provenían de clases sociales muy vulnerables, que ellos podían lograr cualquier cosa mientras tuvieran “las ganas”, el deseo de hacerlas y llevarlas a cabo.
En 1982, gracias a su ímpetu de enseñanza, 18 de sus estudiantes aprobaron una Prueba de Cálculo Avanzado (Advanced Placement Calculus test), un examen muy difícil, que sólo el 2% de los graduados de secundaria se atrevían a rendirlo, él se mudó al país del norte en los años 60s, sin saber inglés. murió el 2010 y su legado continúa, recibió varios doctorados honoríficos durante su vida y de forma póstuma, el Washington Post le dedico una columna.
Podemos ir llenando páginas y páginas con nombres de bolivianos que salieron y se convirtieron en destacados profesionales, ellos seguirán saliendo por mejores condiciones y calidad de vida que no encuentran en su tierra. Gran número de señoritas y jóvenes universitarios a diario navegan por las redes, esperanzados visitan páginas de universidades extranjeras que ofrecen becas, los padres apoyan esto, pues saben que en 20 o 30 años o más el país seguirá en las mismas condiciones, y es mejor mirar afuera. Muy bien cabe el proverbio que “Nadie es profeta en su tierra”.
Así como tenemos fuga de cerebros en el campo médico, también los hay en el docente, artístico, musical, empresarial, culinario, etc., etc., el área deportiva no es la excepción, esto hace años y hoy ahondado con la reducción del 95% del presupuesto del gobierno destinado a deportistas, entonces, algunos de ellos salen a las calles a mendigar apoyo de la población, venden queques o hacen campañas de todo tipo para recaudar fondos para sus pasajes y preparación fisca, otros son tentados de representar a otros países, pues no encuentran el apoyo que el país debería brindarles, fuera de las fronteras les reciben con los brazos abiertos, les acogen, les financian su preparación, estadía y competiciones internacionales.