Gerardo Barrios en la memoria histórica del pueblo salvadoreño

Por José Eduardo Cubías Colorado

Los actos conmemorativos de la muerte del Capitán General Gerardo Barrios no revistieron el fervor cívico, como en años anteriores a la pandemia del COVID-19, cuando los caballeros cadetes de la Escuela Militar, que lleva su nombre, le rendían honores ante  el monumento ecuestre de Barrios frente a Catedral Metropolitana, en la Plaza que llevaba su nombre, nominada en la actualidad, como plaza Cívica, en el Centro Histórico de San Salvador.

Pero, ¿quién es Gerardo Barrios?, ¿por qué los salvadoreños lo recuerdan por una Escuela Militar, una plaza Cívica, un monumento ecuestre librando batalla, una universidad en el oriente del país, una calle, escuelas y colegios e instituciones culturales?, y hasta corporaciones destinadas al cultivo del café.

La siguiente crónica nos ilustra sobre la figura de Gerardo Barrios: El 29 de agosto se conmemora la muerte del Capitán General Gerardo Barrios, fusilado en 1865 por órdenes de Francisco Dueñas, en el periodo post-independencia de la República de El Salvador.

En esta ocasión haremos memoria para reconocer los beneficios del Gobierno liberal que presidió Gerardo Barrios (1863-1871) a favor de la Instrucción Pública y de la Universidad de El Salvador.

La figura de Gerardo Barrios destaca por su liderazgo entre los patriotas liberales, con sus reformas por una educación laica y de libre albedrío y de libertad académica, contrario a los gobiernos conservadores, que implantaron el claustro como forma de gobierno y de administración académica en la universidad, Asimismo, el dogma y la escolástica como forma de instrucción en las escuelas y colegios públicos.

Barrios siempre buscó la manera de separar a la Iglesia del Estado, con ese fin creó las Escuelas Normales de Maestros, en las cabeceras departamentales de Santa Ana, San Salvador y San Miguel, destinados a servir en las escuelas públicas con una formación laica.

No obstante las buenas intenciones de las reformas liberales y los beneficios para la Universidad y la instrucción pública, estas no avanzaron debido a la fuerte oposición del clero y de los sectores conservadores de la oligarquía terrateniente que ya se manifestaba como una nueva clase política con poder económico y su ambición de poder.