La preocupación por las deudas puede ocasionar trastornos de salud mental, dice el psicólogo Melvin Navarro

Por Lucía Erazo

Cada vez, más latinos buscan ayuda psicológica debido a problemas financieros. Las deudas se han convertido en la segunda de las tres principales causas de crisis matrimoniales y familiares que ha atendido el psicólogo clínico, Melvin Navarro.

Navarro de 42 años, oriundo de San Salvador, El Salvador, quien desde 1999 reside en California y ha ejercido la psicología por más de dos décadas, explica que “las diferencias en los hábitos financieros y las deudas ocasionan un gran impacto emocional en las parejas, lo que afecta la comunicación y la intimidad”.

Las familias con salario mínimo, también son afectadas, ya que para hacer frente a la deuda optan por dos o más trabajos, lo que repercute en la falta de tiempo para atender a los hijos y poco contacto entre la pareja por las diferencias de horarios, enfatiza el psicólogo.

Según Navarro, uno de los principales factores de vulnerabilidad en el tema económico para la población migrante, es el poco conocimiento del sistema financiero de Estados Unidos, por lo que suelen adquirir un récord crediticio que les genera “un falso estatus económico” que no está acorde a sus ingresos reales.

Sumado a la falta de liquidez, estudios demuestran que la preocupación por las deudas ocasiona consecuencias psicológicas, entre las que destacan la ruptura de familias, depresión, ansiedad y dificultad para dormir, entre otras.

Según un estudio publicado en la Revista de Salud Pública Europea, existe una relación directa entre las deudas y los trastornos de salud mental. “Los adultos endeudados son tres veces más propensos a tener un trastorno mental común que los adultos sin deudas”, evidencian los resultados de la investigación.

Ante este panorama, Navarro recomienda varias acciones para prevenir o tratar las afecciones psicológicas asociadas a la mala administración financiera, entre ellas tomar control de la situación buscando asesoría legal, elaborar un presupuesto familiar, hacer un cambio conductual que permita priorizar por la satisfacción de necesidades y no de deseos.

En pocas palabras, recomienda hacer un profundo ejercicio, en el que cada individuo analice hasta donde puede comprometerse financieramente, para no padecer consecuencias que pueden afectarle el resto de su vida.