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«Mi esposa se entregó en México para que mi niño no viera que nos golpeaban»

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Por Carmen Rodríguez, con reportes desde México

La semana pasada la Guardia Militar de México y la patrulla fronteriza del país, impidió violentamente el paso de cientos de migrantes que intentaban buscar asilo en Estados Unidos y en el territorio mexicano.

Las imágenes de militares y policías golpeando a los migrantes y rociando gas pimienta a mujeres y niños, indignaron en las redes sociales. Algunos lograron escapar, otros cientos, según confirmaron las autoridades mexicanas fueron detenidos y puestos bajo procesos de deportación.

Wilmer, un hondureño que iba junto a su mujer y su hijo en la caravana, es uno de los que logró escapar y narra su historia. Sin embargo, su esposa decidió sacrificarse para que él y el hijo de ambos, pudieran continuar su camino para solicitar asilo, pues huyen de la violencia en su país.

«Entramos por la frontera de Tapachula y viajamos por Hidalgo. Nosotros venimos a pedir asilo y venimos huyendo de las maras… venimos a pedir asilo en México y no nos dieron permiso de pasar», dijo el hondureño.

A muchos inmigrantes como Wilmer y su familia, no les importa llegar hasta Estados Unidos, pues buscan salvar sus vidas de la violencia y ven en México una oportunidad más, para poner a salvo sus vidas.

El año pasado, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, mostró su disposición de ofrecer asilo y refugio a los migrantes centroamericanos. Pero además, firmó un acuerdo con Estados Unidos para dejar de ser un territorio de tránsito de migrantes centroamericanos.

El muro contra inmigrantes

El presidente Donald Trump logró una de sus promesas de campañas: levantar un muro contra la migración. Pero el muro no es una edificación que está en la frontera sur de Estados Unidos, sino es una serie de acciones que otros gobierno hacen.

Desde junio del año pasado, México endureció sus políticas y acciones para cumplir con su parte del acuerdo alcanzado con Estados Unidos para detener la migración de centroamericanos. Pero fue hasta enero de 2020 que México mostró su fuerza.

La caravana había logrado cruzar desde Guatemala por un punto de paso de comercio en Hidalgo. Sin embargo, al avanzar, se encontraron con un muro de policías y militares que los recibieron con violencia para impedir su paso.

«Nosotros veníamos corriendo. Yo la traía de la mano. Veníamos huyendo y en eso vimos cuando golpearon en la boca del estómago a un muchacho que venía a la par de nosotros. Los militares lo empezaron a golpear, le pusieron la bota encima y ella me dijo que no quería que el niño mire eso», dice Wilmer.

Según el hondureño, cuando llegaron al punto donde la Guardia mexicana esperaba a la caravana y se dio el enfrentamiento, muchos corrieron para intentar salvarse. En la huida, fueron rodeados por unos diez militares que empezaron a golpear a otras personas que también intentaban protegerse de la trifulca.

«Ella me dijo, me voy a entregar para que ustedes puedan avanzar con el niño. Corré, corré, para que el niño no mire esto. Ella se entregó, porque no quería que nos golpearan… había niños ahogados con gas, gente golpeada…», recuerda Wilmer.

El hondureño y su hijo, lograron resguardo y explicó que el objetivo de su familia era llegar a la Ciudad de México para hacer la solicitud de asilo, porque escuchó en las noticias que el Gobierno mexicano está dispuesto a ayudar a los migrantes y que además creará más de 30 mil empleos para esta acción.

Sin noticias de su esposa

Wilmer dice que desde la semana pasada que ocurrió este incidente no sabe nada de su esposa y está preocupado.

«Ahora yo no sé en dónde está ella. No sé si la deportaron o qué se hizo. Me gustaría saber a dónde está. Me duele no saber en dónde está. Ella lo hizo (entregarse) por el niño, porque la misión de nosotros era llegar al DF para pedir el asilo», dice el hondureño.

En las imágenes que circulan en las redes sociales, tomadas por los mismos migrantes, por periodistas y activistas de derechos humanos, se observa la violencia que se desató y cómo los militares mexicanos abordaron a la caravana.

Las autoridades del Gobierno de México, dijeron después que muchos migrantes accedieron a regresar a sus países y que otro grupo pidió asilo y están dispuestos a quedarse trabajando al sur de México, Wilmer es parte del grupo que está dispuesto a quedarse en el territorio mexicano, pero pide ayuda para encontrar a su esposa.

«Le pedimos al presidente ayuda, no queremos violencia y lo que hemos encontrado es violencia, uno viene de ser golpeado en la vida y solo queremos trabajar, servir en México tarbajando, les pido de todo corazón que liberen a mi esposa, ella no puede estar detenida», dijo Wilmer.

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