Por Luis Alberto López
En El Salvador legalmente inició la campaña electoral de cara a los comicios del 2021 para Diputados y Concejos Municipales, sin ser aspirante, el presidente Nayib Bukele participa casi como “candidato único” del partido en el gobierno y su aliado.
Aprovechando la alta popularidad del mandatario, según las encuestas de opinión, los partidos políticos poco o nada promocionan sus candidatos, se cobijan en la imagen del presidente para ganar adeptos con la bandera, a pesar que en las papeletas de votación aparecerán los rostros.
El partido GANA, por el que llegó a la presidencia y el partido Nuevas Ideas del que es promotor, orgánica y emocionalmente vinculado Nayib Bukele, mantienen una confusa batalla por el reconocimiento de la identidad de sus emblemas, la bandera color cian con la golondrina y la bandera con la N mayúscula que mutó, como parte de la negociación con GANA en el último impulso de la carrera por la presidencia en 2018.
Ambos le apuestan no solo al color, sino también a la sombra del presidente Bukele para conquistar votos sin mayor escrutinio a los candidatos de parte de muchos electores.
Al final del proceso electoral, los ciudadanos que favorecerán con su voto a ambos partidos, podrían llevarse la sorpresa de haber votado por alguien que no conocían, para apretar el botón sin condiciones, a ceder la autonomía sin criterio local y sumarse al gran proyecto desconocido.
Regresaremos a las sorpresas de 40 años atrás, los electores votaban por bandera sin conocer a quienes elegían, al inicio de la legislatura y del gobierno municipal aparecían las sorpresas…