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No te ahogues en un vaso de agua

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Por Psicóloga Margarita Mendoza

Psicología – A lo largo de la vida, es común encontrarnos preocupados por situaciones que, en retrospectiva, no eran tan graves. Muchas veces nos hacemos demasiados problemas por cuestiones simples, y esto puede afectar nuestra paz mental.

Cuando nos enfrentamos a situaciones inesperadas, cada persona reacciona de manera diferente. Mientras algunos se paralizan por la ansiedad, otros mantienen la calma y abordan el desafío de forma metódica, analizando el problema y buscando soluciones paso a paso.

Estas diferencias en nuestra forma de reaccionar tienen múltiples orígenes. Por un lado, están los factores innatos como nuestra personalidad, temperamento y genética. Sin embargo, la educación que recibimos juega un papel fundamental en cómo manejamos las dificultades.

Si durante nuestra crianza los padres o cuidadores resolvían todos nuestros problemas privándonos de experimentar frustraciones naturales, es probable que ahora nos cueste más enfrentar los desafíos por nosotros mismos. De igual manera, si crecimos en un ambiente donde todo se trataba como una crisis, tendemos a reproducir esa misma actitud dramática ante los obstáculos.

Dependiendo de eso, muchas veces tendemos a ahogarnos en un vaso de agua. Aunque muchas personas viven en un estado de preocupación permanente, esta no es una forma saludable de existir. Sin embargo, es una realidad que afecta a un número significativo de individuos, llegando en algunos casos a convertirse en una verdadera obsesión. Estas personas desarrollan hábitos y rutinas específicamente diseñados para evitar cualquier tipo de cambio o situación que perciban como amenazante.

En casos más severos, esta preocupación constante puede manifestarse en trastornos específicos como el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) o diferentes tipos de fobias, como la claustrofobia. Algunas personas, de manera inconsciente, parecen «preferir» desarrollar una fobia específica como mecanismo de defensa, en lugar de enfrentarse a la abrumadora sensación de verse sobrepasados por los constantes cambios y adversidades que presenta la vida.

Hacernos problemas por cuestiones simples es un comportamiento común, pero no inevitable. Aprender a gestionar el estrés, ajustar nuestras expectativas, ver las cosas con perspectiva y controlar nuestras reacciones emocionales puede ayudarnos a llevar una vida más tranquila y equilibrada.

Existen diversos tratamientos profesionales para manejar la ansiedad y las preocupaciones excesivas. La terapia psicológica ofrece un espacio seguro para trabajar estos problemas, destacando especialmente la terapia conductista, que ayuda a modificar patrones de pensamiento y comportamiento problemáticos acompa~ada de relajación y en algunos casos de excesiva ansiedad medicamentos.

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