Maria T. Morales
Durante más de cinco años y utilizando su propia compañía de dispositivos encriptados, agentes especiales del Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) persiguieron a organizaciones criminales en todo el mundo, lo que dejó como resultado unas 800 capturas, millones de dólares decomisados, entre otros.
La compañía de comunicaciones encriptadas denominada “ANOM”, operada por el FBI fue promovida por grupos criminales en todo el mundo, y vendieron aproximadamente 12 mil dispositivos y servicios cifrados a más de 300 grupos que operan en unos 100 países, según detalla el informe.
Durante la investigación, los usuarios de ANOM en todo el mundo, intercambiaron por lo menos 27 millones de mensajes, y sus discusiones criminales fueron revisadas, grabadas y traducidas por el FBI hasta que se derribó la plataforma.
Los criminales, según el informe, discutieron abiertamente métodos de ocultación de narcóticos, lavado de dinero, envíos de narcóticos, y en algunos grupos, amenazas violentas.
Tratos de drogas e imágenes de las mismas fueron enviados a través de mensajes encriptados. En un caso, cientos de kilogramos de droga fueron escondidos, enviados en piñatas y bananas, así también en otro caso, la droga fue escondida en latas de atún, detallaron las autoridades.
Una operación sin precedentes
Según el informe, el derribo del proveedor de telefonía encriptada Phanton Secure fue el primer golpe al cibercrimen a través de la Operación Escudo Troyano.
Con la caída de Phanton Secure, en 2018, investigadores notaron que los criminales se agrupaban de manera rápida hacia otras opciones de plataformas cifradas como Sky Global, y EncroChat, ambas ya desmanteladas.
De allí, que el FBI elaborara su propia aplicación llenando el vacío para los delincuentes quienes rápido la hicieron popular ya sus distribuidores la ofrecieron como una plataforma “hecha por delincuentes, para delincuentes”.
Según las autoridades, en 2018, el FBI y la fiscalía general para el Distrito Sur de California, presentaron cargos contra los ejecutivos de la empresa por facilitar la importación y distribución transnacional de narcóticos, al proporcionar dispositivos encriptados a los delincuentes.
Con dicha operación, “los grupos criminales que utilizan comunicaciones encriptadas para frustrar la aplicación de la ley, ya no deberían sentirse seguros en ese espacio” dijo Jamie Arnold, agente especial a cargo del FBI en San Diego, California.
Bajo este sistema de operación también intercambiaron información con otras agencias, lo que dejó como resultado, el decomiso de miles de kilogramos de narcóticos y millones de dólares en ganancias de actividades delictivas, indica el informe oficial.