Por Deysi Domínguez
Hace tres años, Ruth Delhy Vanderaerden, una salvadoreña que reside en el Puerto de La Libertad fue diagnosticada con cáncer de seno.
Cuando libraba la batalla contra la cruel enfermedad, nunca imaginó que al curarse iba a prepararse para la peregrinación hacia Ciudad Barrios, en San Miguel, la cuna de San Romero.
“Dios me ha dado una nueva oportunidad de vivir, y aquí no hay oportunidad de ponerse triste, sino de sonreír, agradecer, y darle gracias por toda su misericordia”, dijo conmovida la salvadoreña.
A pesar de que perdió el seno, su mayor alegría fue escuchar cuando el médico le dio la noticia de su vida: «no hay más secuelas de cáncer en el área operada».
“Fue duro cuando nos dijeron que solo seis meses nos daban por el cáncer, y gracias a Dios ya pasaron años”, dijo Mauricio Martínez, uno de los hijos de Ruth.
La peregrinación que sale desde la capial salvadoreña hasta la ciudad que vio nacer a San Romero, el obispo mártir, ordenado santo el año pasado por el Papa Francisco, en Roma, no es fácil.
Son tres días en los que los peregrinos de todas partes del país centroamericano y algunos extranjeros, recorren las calles, desde la capital hasta el pueblo en San Miguel, al oriente del territorio salvadoreño.
Ruth acompañó el recorrido para agradecer porque fue sanada. La salvadoreña también llevó en su corazón otras peticiones especiales para San Romero, como muchos compatriotas, esta mujer reza por la paz del país que la vio nacer y por su familia.
Aunque, aún toma algunos medicamentos para que su salud continúe mejorando, puso a prueba que está en una buena condición física, pues completó todo el recorrido, que quería realizar desde hace tiempo, porque su enfermedad se lo impedía.
“Es increíble, cuando vi cómo nos aplaudieron (a los peregrinos) al llegar a un lugar, fuimos recibidos con una sonrisa por gente que ni siquiera nos conoce, nos ofrecieron agua y alimentos, vi grupos, familias completas, ancianos, jóvenes, mujeres y niños. Es un ambiente de fiesta, que no se siente el caminar… yo estaba llena de sudor”, dijo muy emocionada la salvadoreña, originaria del Puerto de La Libertad.
Para Ruth, el recorrido inició a las 3:45 de la mañana. Se levantó muy temprano para salir hacia la Catedral de San Salvador, la capital, donde estaba el punto de partida.
Tradición católica
La peregrinación en honor a San Óscar Arnulfo Romero, organizada por la Iglesia Católica, inició hace tres años, y cada año, va tomando más fuerza y ganando más devotos.
El primer día, los peregrinos se congregan en la Catedral de San Salvador. Luego hacen algunas paradas en la Parroquia El Espino, en el Arco de Cojutepeque, en San Rafael Cedros, en Apastepeque, San Vicente; y en este tramo se une otro grupo de la Diócesis de Zacatecoluca, un pueblo también golpeado por la violencia.
En el segundo día, los grupos salen de Apastepeque, de El Triunfo, Moncagua, Chapeltique y aquí se une la Diócesis de Santiago de María.
En el tercer día, los peregrinos salen de Chapeltique hacia Ciudad Barrios de San Miguel, el último punto del recorrido, y en este tramo se une la Diócesis de San Miguel.
Durante el recorrido, los peregrinos rezan El Rosario, escuchan las prédicas y homilías de San Romero, y piden por la paz del país más pequeño de Centroamérica y el más violento de la región.
Además como petición especial, los católicos pidieron por los inmigrantes salvadoreños y del mundo, por las necesidades de cada uno de ellos, tal y como lo ha mencionado el Papa Francisco.