Por Ramón D. Rivas
Bélgica – Tan cerca de casa y un país muy particular y atractivo en Europa. A solo una hora de viaje y ya estábamos en Genk.
Y es que íbamos de camino al mar, pero viendo el cielo oscuro decidimos irnos a otro lado de la frontera. El Parque Molenvijver en Genk, tiene una superficie de 15 hectáreas.
Una amplia área de pantano, donde se encontraban y explotaban minas de carbón, fue convertida en 1967 en el parque actual. Se plantaron una buena cantidad de coníferas exóticas y muchas otras plantas que ahora adornan los canales llenos de agua y patos de diferentes especies.
Dos piedras conmemorativas se pueden encontrar en el parque. Uno marca el límite entre las concesiones de las antiguas minas Waterschei y Winterslag y otro se colocó con motivo del premio que ganó Genk en 1969 como ciudad verde.
En sus 15 hectáreas de extensión se observan muchos atractivos que ofrecen al visitante una estancia placentera y así lo sentí, descansando, leyendo y hasta durmiendo. Y no se paga para entrar.
Observe unos hacer deporte, otros caminan, los niños juegan, los enamorados hacen lo que tienen que hacer y otros amenizan música, fue placentero y de mucho descanso, pero había que retornar.
