Colombianos en Canadá marcharon por la paz y contra la violencia en su país de origen

Por Oscar Vigil

Toronto, Canadá. Las calles de Toronto, Montreal, Ottawa, Calgary y Vancouver, así como las de decenas de otras ciudades en América Latina y alrededor del mundo, se vieron colmadas de colombianos cansados de la violencia en su país de origen, quienes exigieron la paz y el cumplimiento de los acuerdos con los que se puso fin al conflicto armado del país suramericano.

Se necesitaron casi tres años y más de 700 líderes sociales asesinados para que millares de colombianos, tanto en Colombia como en las principales ciudades alrededor del mundo, decidieran tomar cartas en el asunto para tratar de detener una espiral de violencia que podría acabar con la frágil paz que vive el país suramericano.

La acción concertada a nivel nacional e internacional fue convocada por la organización colombiana “Defendamos la paz”, conformada por intelectuales, periodistas, artistas y muchos otros sectores, y que de acuerdo con sus datos tuvo eco en 57 ciudades al interior del país y 52 alrededor del mundo.

En Toronto, el llamado fue escuchado por la Colombian Action Solidarity Alliance (CASA), quien hizo el llamado a la movilización en conjunto con LACSA, Commun Frontiers, el Sindicato de Maestros de Ontario (Ontario Secondary School Teachers’ Federation, OSSTF/FEESO) y el Colombian Working Group, entre otros.

Aquí, la marcha, que congregó a unas 300 personas, comenzó en la esquina de las calles Bloor y Spadina, en pleno centro de la ciudad, donde los asistentes se concentraron portando carteles con rostros con nombres bajo los que se leía “Solamente reclamaba tierras” o “Solamente buscaba a su hijo”, en alusión a los cientos de personas asesinadas en Colombia en los años recientes.

Los manifestantes cruzaron la calle para llegar a la oficina de la Ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, donde se realizó un mitin en el cual solicitaron a la funcionaria que intervenga para ayudar a consolidar la paz y a detener la violencia en Colombia.

“La Ministra Freeland ha elegido a Colombia como su aliado estratégico para implementar la democracia, los derechos humanos, el desarrollo y la paz en América Latina, pero esa alianza es equivocada porque está fundamentada solamente en acuerdos económicos y de libre comercio, en la explotación de minerales, pero desafortunadamente ha ignorado por completo la vigilancia, el monitoreo de la situación de los derechos humanos, y el absoluto desprecio que actualmente hay por la implementación de los acuerdos de paz en Colombia”, expresó el dirigente social colombiano-canadiense Luis Mata.

Explicó que luego de casi tres años de la firma de los acuerdos de paz en Colombia, estos aún no han sido implementados a cabalidad, mostrando las fallas más graves en puntos claves como la devolución de tierras, la implementación de la reforma de participación política y en la protección de la vida de las personas que entregaron las armas, tanto guerrilleros como militares.

Mata dijo que la marcha concertada en ciudades como Berlín (Alemania), Melbourne (Australia), París (Francia), Londres (Inglaterra), Buenos Aires (Argentina), Quito (Ecuador), Santiago (Chile), Tokio (Japón), Beijín (China), Moscú (Rusia), y Vancouver, Montreal, Ottawa y Toronto, en Canadá, era “una voz unida que se lanza al cielo, un grito de angustia y de desespero diciendo: defendamos la paz y protejamos la vida de los líderes y de las lideresas sociales en Colombia”.

Los manifestantes en Colombia y alrededor del mundo pidieron cuatro cosas: La Implementación de los acuerdos de paz, los cuales ya están firmados, hay donaciones internacionales y hay un presupuesto nacional, pero, explican, no se están cumpliendo dado que hay falta de voluntad política para comenzar una implementación real.

La segunda exigencia es que haya un monitoreo por parte de la Organización de las Naciones Unidas que asegure la intervención permanente de la oficina de derechos humanos del ente internacional en Colombia para que se proteja el derecho a la vida.

La tercera es que se implemente y que se respete la autonomía a la Jurisdicción Especial de Paz, que es un sistema autónomo de justicia que hace parte del “Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantía de no Repetición”, en el cual se privilegia le verdad por encima de las medidas punitivas tras la finalización del conflicto armado.

La cuarta exigencia es que se esclarezcan los “falsos positivos”, es decir los asesinatos de civiles que fueron hechos pasar por guerrilleros por los militares durante el conflicto armado, lo cual fue promovido, de acuerdo con las denuncias, por la implementación de un sistema de recompensas a los militares que más dieran de baja a los guerrilleros.

Tras el mitin frente a la oficina de la Ministra de Relaciones Exteriores, los marchantes retomaron la calle Bloor hasta llegar a la intersección con Yonge (una de las vías más importante de la ciudad), doblaron al sur hasta llegar a Dundas Square (uno de los puntos neurálgicos de Toronto), donde se detuvieron a entonar canciones y repartir panfletos con mensajes por la vida, por la paz y por la esperanza en Colombia, para luego dirigirse a la explanada frente a la Alcaldía de Toronto, donde se colocó un monumento que consistió en una bandera grande de Colombia con palomas blancas de la paz, y más de cien rostros de líderes asesinados.

Luego la caminata continuó por las calles del centro de la ciudad hasta llegar a un popular anfiteatro donde realizaron un acto con danzas y música “que resaltaba la alegría de la vida y la tristeza por los asesinatos”.

Fue una jornada de más de tres horas en la que los marchantes portaron pancartas con leyendas en inglés que decían “Camina por la paz y la vida Colombia”, “Alto a los asesinatos de los líderes sociales en Colombia”, “La vida es bella, no mates la vida”, y la cual concluyó con una expresión poética gritada a todo pulmón que decía “Los enemigos de la paz, los criminales, podrán matar algunas flores, pero nunca podrán exterminar la primavera”.