Por José Eduardo Cubías Colorado
Verdades ocultas en el alba del milenio, hubo un tiempo, mucho antes de la guerra en El Salvador, en que las organizaciones de izquierda propalaban la idea de que los medios de Comunicación Alternativa estaban inmersos en la Comunicación Popular, la cual se caracteriza por ser confrontativas, de férrea oposición a los regímenes de derecha y a las dictaduras militares, tal como ha venido sucediendo en este convulsionado país.
Traemos a cuenta el preámbulo anterior, como un antecedente del marco de referencia y contexto de estas dos formas de comunicación social antes de 1993, porque fue en abril de ese mismo año, cuando se realizó el “Encuentro Latinoamericano de medios de Comunicación Masiva y Popular” en la ciudad de Quito, Ecuador, en el que participaron más de cien representantes de esta clase de medios; la mayor parte fueron periodistas.
En este encuentro se definieron los conceptos de Comunicación Alternativa y Comunicación Popular, desde las perspectivas: histórica, teórica y conceptual con la idea de diferenciar y no separar. En esta ocasión se establecieron las características propias, desde las necesidades de la Sociedad Civil, no del Mercado, ni del Estado.
En este evento de comunicadores, quedó claro que la Comunicación Alternativa no necesariamente tiene que ser de “Oposición”, ni mucho menos de izquierda, como suele suceder en este país.
Podemos decir que la Comunicación Alternativa es la forma más cercana a la Comunicación Democrática en cuanto concibe un pluralismo de ideas y una cultura del debate con igualdad de oportunidades para todos, como fundamentos pragmáticos.
En este encuentro fue notoria la presencia de Noham Chomsky, motivador para los participantes, además de generar interés en su ponencia: “Democracia y Medios de Comunicación», donde destacó la manipulación de los medios, de finales del siglo en América Latina.