Por Ramón Rivas
El Salvador – Estoy remontándome a la promoción 1967-1968. Aun no existía el actual Instituto Nacional de Orientación de Ilobasco (INDI). El local era una vieja e improvisada casona de paredes de adobe y techos de teja.
Habría unos 140 estudiantes. Se recibían las clases de Química, Matemáticas, Algebra, Biología, Física, Educación para el Hogar, Idioma Nacional, Música, Constitución, inglés, Álgebra, Trigonometría, pero la más importante era: Moral, Urbanidad y Cívica. Había también clubes: Teatro, Cocina, Artes Manuales y Agricultura.
Las clases de agricultura se recibían en un predio de la parte trasera de la casa de don Agustín Abarca y el maestro era el agrónomo Julio Meza. La clase de Cocina Teatro y Danza la impartía la Sra., de Cornejo en cualquiera de las aulas. La comida era repartida entre toda la clase y no sobraba nada.
En épocas de exámenes nos levantamos a las tres de la mañana a estudiar en el parque central, pero de inmediato empezábamos a jugar fútbol para terminar con una buena guacalada de atol shuco.
Como aún estaba oscuro a esas horas de la madrugada, para poder estudiar, nos arrimábamos a los postes retorcidos que sostenían unos focos de 25 watt protegidos por unas charras metálicas.
La clase de Artes Manuales consistía hacer capiruchos, trompos y hasta cebaderas y de tablitas de madera de aceituno se elaboraban muñequitos que luego se pintaban, el profesor era Prudencio Chevez Vigil. El profesor de Deportes era el Sr. Ortiz. La clase se impartía en el campo del Siete, un enorme potrero lleno de mierda de vaca que unía tres canchas en donde abundaban las coloradias y las garrapatas y de vez en cuándo hasta los patacones.
Una enorme Ceiba acogía a los deportistas para que se desvistieran y, a la vez, servía de motel al aire libre y gratis. Al fondo, un refrescante río albergaba dos pozas: La golondrina y El colco.
Y los cipotes se divertían nadando y … pero sobre los gramales las lavadoras tendían la ropa y otras cosas y la hierba se movía…
Chito Guillen, Fito Lemus, Meme Chorizo, Ivan Montesinos, Mario Martínez (Palopa), Noe Escobar, Tito Arévalo, William Avilés, Godo Chávez, Sigfrido Herrera, Carlos Ruíz y Oscar Castellanos especialista en poner, en el creciente poblado, los sobrenombres y entre los que se recuerda están; muerto bañado, las urracas parlanchinas y perfil de guillete, entre otros. Ellos eran quienes frecuentaban a menudo el lugar y eran los testigos, partícipes y cómplices de casos y cosas.
En 1973, cursé en esa casa, lo que se conocía como Tercer Ciclo, el “Séptimo grado». Fue el último año que yo estuve en el Ilobasco de mis recuerdos para luego salir al extranjero y regresar al paso de varios años.
Me agradaría si algunos de mis compañeros de ese año entre ellos; Orlando Chávez, Milo Ruíz (El Pollo), Julio Rivas, Blanca Martell, William Ramirez (El cura), Milancho Juárez y Antonio Motales (Vehículo) y muchos más que no recuerdo en estos momentos sus nombres, los pudieran agregar. Era un grado mixto y apretado por la cantidad de alumnos en ese tiempo. Seríamos unos 35, creo.